cuentan que la vez que el zorro quiso ser novelista, cuentero y poeta, leyó tanto, tanto, que se aprendió de memoria todas las obras de Pombo, las de Lafontaine, las de Iriarte y las de Esopo
y como los zorros eran referidos por esos escritores, busco otros temas mejores

en cierto concurso de cuentos, a los participantes, don zorro les narró fábulas propias donde mostraba la valentía, la elegancia y otros atributos y cualidades de sus semejantes

la lora que escuchaba muy atenta, al final de los relatos al zorro preguntó :
- solo hemos escuchado bellezas de sus parientes, dice usted que ya no cargan picardías ? –

de tan magna vergüenza, la cara del zorro su puso roja como un tomate, prometió no volver andar cometiendo disparate y a la lora jamás hacerle fechorías