Con frío en el interior,
la duda y amargura toman la posta
en vida propia, en actos fallidos,
en eternos vaivenes sin retrocesos,
en vehículos sin retornos,
en brisas que son llevadas por veranos,
de eternos otoños que se avecinan,
con la caída de sentimientos encumbrados.
Dar fin a esta rabia y frustración,
acabar con lo no deseado,
con la inminencia de una existencia
que no asimilo, que no acepto;
es tan sencillo volver al inicio,
una vida conjunta difícil y nuestra,
un viaje con nuevas idas
y retornos de lo andado,
mas esa negativa cierra y lacera,
no deja aire en mi alforja,
corta los latidos de mi ser,
me amputa las manos
y pierdo el tacto del cuerpo.
Quizá la solución sea desaparecer,
no participar en la realidad,
cerrar los ojos y dejarme morir un poco,
que las mañanas no existan
y que la oscuridad gobierne mis días,
con pesadez, desconsuelo,
con la gravedad y gravidez
de un futuro sin sueños,
de un nuevo viaje eterno sin ti. |