Estsmos a veinticinco y me quedan cien euros para terminar el mes, cábila Laura a su vuelta de la compra. Repasa mentelmente lo que tiene en la nevera y en la despensa, tengo lo de la merienda de los niños, para los desyunos,la comida y la cena. Aparta treinta y siete euros para un pago inesperado, siempre ha algún inesperado, veinte para tener algo de dinero, por si acaso, ¡Hay, se me olvidaban los huevos, la leche y el pan!, otros diez euros.
Parece que este mes lo ha conseguido y su corazón da un vuelco mientras corré hacía la vieja librería.
Tercera estantería la derecha, decimoquinto libro, sigue ahí,está visto que los libros esperan a su dueño, emocionada lo coge, es Harry Potter y la Orden del Fenix y Lucía lo espera hace meses,sólo por ocho euros,además está nuevecito.
Dos estantes más allá, tercera fila, noveno libro, también está, el de cuentos de Felix de Palma,
ese que cogió en la biblioteca y que tanto le gustó, el que quería tener para poderse perder en cualquier momento entre sus imágenes y metáforas.
Al fondo del todo amontonada hay una pila de comic de Asterix, eligé uno de la colección inacabada de Pedro, casi puede ver sus ojos chispeantes y sólo cuesta seis euros.
De nuevo hace cuentas, ahora sus ojos van hasta la estantería septima, quinto estante, libro onceavo, también está, uno de esos libros que le encanta a su marido. Huele a viejo. con lomo de cuero y letras doradas que se pueden leer con los dedos. De pronto lo reconoce, ha estado muchas veces en sus manos, es el tratado de botánica que leyó tantas veces junto a su abuelo Manuel.Da otro vistazo y se da cuenta de que está rodeada de los libros de su abuelo, esos que le quedaron en herencia a ese tío del que sabía tan poco. Todos tiene su pequeña firma junto a la fecha en que fueron comprados, les lanza una mirada a todos mintras piensa que los libros saben esperar.
Y que narices, puede cambiar los filetes del miércoles por tortilla de patata. |