En mi aposento pinté
dos luceros y una flor.
Los luceros son tus ojos
y la flor tu corazón.

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porque quise enamorarte
llamaste a la policía,
mi intención era adorarte
¡Ho mi sol de mediodía!

Tras las rejas desolado
ya no puedo ni mirarte,
sólo puedo acá encerrado
¡Ho mi luna, desearte!

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Si tan sólo con mirarte
me dejasteis encantado;
si pudiera acariciarte
quedaría esclavizado.

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Cuando te vi parecías
una rosa esplendorosa,
hoy te sueño y juraría
que un jardín eres de rosas.

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En tu puerta coloqué
mi corazón palpitando.
No escuchaste me quedé
muriéndome y suspirando.

Y con el viento toqué
en tu ventana, no abriste,
“no me encuentro” te escuché
que desde adentro dijiste.

En la pared dibujé
un ruiseñor y una rosa,
¡qué tristeza! hasta lloré,
los borraste presurosa.
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En mi casa acá encerrado
hoy estoy y desde afuera
eres tú la que ha gritado
que te abra y que te quiera.

Mas mi niña, todo pasa,
en verdad ya no te quiero,
prisionero acá en mi casa
por tu amor ya no me muero.

Mi corazón no palpita,
el viento mudo ha quedado,
la rosa ya esta marchita
y el ruiseñor ha volado.