No hay una receta para atrapar seres del mundo de Mö. No hay procedimiento, porque eso arruinaría todo. No, no requiere destreza tampoco. Para atraparlos, se necesita paciencia suerte y un sentimiento; de tristeza, de alegría, de añoranza o de miedo, enojo, cualquiera funciona. Siempre y cuando uno no lo pueda describir. La parte más importante, sin embargo, es poseer un espejo en el cuarto. A veces dos espejos, uno frente al otro, pueden funcionar, pero es peligroso, porque la trampa podría funcionar al revés, y en vez de atrapar un Möen, puede uno quedar atrapado entre los dos espejos en un limbo, que no es ni Mö ni la realidad; sino un vértigo incomprensible que la gente asocia a la infinitud.
Otro elemento importante es el despertar. En ese difuso momento en el que uno todavía recuerda los sueños antes de despertar en realidad, allí, uno puede ver Möens pasar por un espejo. A veces desvelarse sirve, si uno tiene una lámpara tenue en su escritorio, y por azar ve de reojo al espejo, ha pasado que se logra ver a Mö. Sin embargo necesita estar uno muy cansado o estar viendo al techo o a una pared, sin mirar. Pero es difícil. Así es más fácil ver a la locura, esa aparición aterradora que endulza nuestras ideas con tentadora irrealidad. Mejor al despertar.
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