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3-Sep-10
Mi Última Prueba
j.E.P.a

Esta tarde voy a morir. El tren del medio día pasará sobre el autobús que me lleva de la escuela a mi casa, mis restos biológicos, junto con los de 19 pasajeros , quedaran esparcidos sobre el pavimento caliente , mis viseras podrán ser vistas por niños acompañados de sus padres y fotografiadas por la gente que vive de accidentes como este. Más tarde el chofer será llevado al hospital y sentenciado a 10 años de cárcel por homicidio no intencionado, saldrá, y lo único que podrá manejar será una silla de ruedas. Mis padres lloraran, mis amigos se sentirán apenados, mis maestros tendrán un alumno menos y los trabajadores sociales tendrán mas empleo. Todo por no haber hecho lo correcto.

Principio de semana, el reloj me recuerda que tengo que prepararme para salir a la universidad pero aun no quiero abandonar mi cama, abrazo mi almohada como si fuera la última vez que la fuera a ver, me cubro con mis cobijas y trato de volver a dormir. -¿Pero qué hago?-, pensé.- ¡Hoy tengo examen del aparato digestivo a primera hora!, debo apresurarme. Rápidamente salí de la cama, tomé mi ducha de 10 minutos, me vestí de blanco como lo hice por los últimos 6 semestres y salí a tomar el autobús que me llevaría a la facultad, no sin antes despertar a mi mamá y pedirle dinero para mis necesidades.

-¡Ay hijo!, ¿ya tan temprano te vas?.
-Mamá, para ti siempre es tan temprano, diario me voy a la misma hora.
-Bueno hijo, te vas con mucho cuidado.
-Si mamá.
-¿Cómo a que hora regresas?.
-No sé, creo tarde, como siempre.
-¿Y por qué tan tarde?, espero que si vayas a estudiar !eh!.
-!Ay mamá¡ pues claro, tu que crees.
-Bueno, eso espero, acuérdate que cuando trabajes tu me vas a mantener.
-Ja!. Claro mamá tú no te preocupes por eso.

Le di un beso de despedida, salí de su recamara y cerré su puerta por ultima vez.

Llegue a la universidad a una hora puntual como de costumbre, mis amigos aun no llegaban y eso me dio tiempo de repasar las preguntas del examen, esta vez me tenía que aplicar si quería pasar el curso, en mi ultima prueba no me fue muy bien, !maldito aparato reproductor¡, ¿por qué te me dificultas tanto?. Esta vez tenia que sorprender al doctor, un señor que rondaba los 60 años y que su saco café que parecía nunca lavar, junto con sus pantalones 15 cm más largos que sus piernas pasaban a segundo plano con la fama de hombre duro y exigente que tenía en toda la facultad, muchos de sus alumnos preferían el 5 en su calificación, ya que consideraban al examen extraordinario mucho más fácil, pero a mi me gustaban los retos.

Llegó la hora, 36 estudiantes sentados frente al doctor esperando por la prueba, vaya sorpresa, el examen fue oral. ¿por qué a mi?.- pensé.- ¿por qué mi papá tenía que ser hijo del señor Raymundo Abrego?. Fui el primero de la lista durante 21 años en mi vida, nunca encontré una ventaja para esa situación.

-Abrego Erick, de pie por favor,- dijo el despeinado doctor. Yo me puse de pie y lo miré con los ojos más seguros que jamás hice en toda mi vida, pero por dentro no era mas que una gelatina de carne y sangre, voltee a ver a mi mejor amiga, Laura, la niña mas hermosa que haya pisado esta facultad, me gustó desde el primer semestre, pero nunca me atreví a confesárselo porque me daba lastima deformar el perfecto rostro de su estúpido novio y ponchar sus enormes músculos frente a la bella chica, no quería ver llorar sus lindos ojos azules, sus lagrimas dejarían toda su sal sobre esas dulces mejillas que probaba cada mañana y cada tarde que la saludaba o me despedía de ella, eso seria un desastre. Pero ese día, su sonrisa y una seña con su mano izquierda de que todo saldría bien, me hicieron sentir más seguro para lo que iba a ser la prueba más importante de toda mi vida.

-Haber señor, dígame todas las partes del aparato digestivo y su función.-dijo. ¿Todas?, pensé, es sólo la primera pregunta, fueron un total de 10 preguntas y cada una con una respuesta que me tomo contestar otros diez minutos, lo bueno, mi calificación, un exquisito y grandioso 9. Al final todo el grupo me aplaudió, el maestro me felicitó y me dijo que no recordaba la ultima vez que alguien haya sacado tan siquiera un 8 en una de sus pruebas. Laura se acercó a mi, me dio un abrazo y un beso en la mejilla que jamás olvidare.

Me sentí tan orgulloso que pensé que merecía un descanso, por eso decidí no entrar a mi siguiente clase para regresar a casa a festejar con mis papás, esta era una noticia que tenía que saber todo el mundo empezando por la gente que me dio la vida. Me despedí de Laura como cualquier día pensando que la vería mañana, le dije que muy pronto iríamos a festejar mi 9 yéndonos a tomar una cerveza, salí rápidamente a la parada del autobús y esperé 10 minutos para que el camión pasara por mi, me puse mis audífonos, lo aborde y me sorprendí al ver que el chofer, con ese aspecto de niño, podía haber sido mi hermano menor manejando, como yo tenía prisa no me importó, como a nadie en ese día en el autobús, el joven chofer de tez morena, vestía una camisa blanca de tirantes, un pantalón de mezclilla azul, llevaba un arete en su oreja izquierda, cabello corto pero con rayos güeros en la punta de sus parados cabellos, ¿y eso es la moda?, pensé, prefiero ser un anticuado, su camisa de la ruta 18 colgaba en el respaldo de su asiento, todo un chofer.

Apenas subí un escalón y este ya había arrancado como si estuviera en el Grand Prix, mis débiles brazos no aguantaron y me di un golpe en la cabeza en el tubo se supone de seguridad, sólo mire al chofer fijamente y le pagué de mala gana. Caminé por el pasillo y me senté hasta la fila de atrás.

Dos minutos de recorrido y pensé que ya iba llegar a mi casa, la velocidad del camión no se comparaba a ninguna otra en la que haya viajado antes, un señor de la tercera edad le gritó al chofer que bajara su velocidad, que esto no era una autopista. o algo así, casi no le entendí con esos dientes postizos, pero sus esfuerzos no cumplieron su función, al contrario diría yo, fue motivación para que el corredor de autos elevara su velocidad, hasta creí que regresaría al año de 1985, hasta que.. !OH bendito tráfico! Un embotellamiento nada raro que se hacia en la misma avenida a todas horas, gracias a dios el conductor dejó de apretar el acelerador y nos dejó respirar por unos instantes.

30 minutos parados, ¿quién inventó los embotellamientos?, estaba desesperado y el autobús apenas se había movido 3 metros, se había quedado parado justo arriba de las vías del tren, aunque a mi me tocaba la peor parte, ya que las llantas traseras del camión eran las que estaban justo encima de estas. Y entonces lo esperado.

Escuchaba “Toxicity” cuando vi que la gente sentada frente a mi empezó a mover la cabeza de un lado a otro, pensé que solo estaban estresados, el calor, el ruido de los autos, podían provocar eso, y ya estaba científicamente comprobado. Luego el camión trató de arrancar, sentí el duro golpe que le dio al carro de enfrente y luego al de atrás, los pasajeros se pararon de sus asientos para dirigirse a la salida, el anciano, antes de bajar me miro con desesperación y me señalo hacia mi lado derecho, asustado volteé hacia la pegada ventanilla de mi costado y vaya sorpresa, el enorme tren se dirigía justo hacia mi, todavía me dio tiempo de admirar la magnitud y tamaño de la enorme maquina carbonera, hasta que pasó sobre nosotros, el impacto hizo que el cristal de la ventana se rompiera y uno de sus afilados trozos separara mi cabeza del resto de mi cuerpo, el pobre anciano no tuvo la velocidad para bajar a tiempo del transporte publico, su cuerpo quedó embarrado en la parte delantera del oxidado tren, los demás pasajeros que tampoco pudieron bajar del autobús, giraron junto con este por 60 metros, los tubos de seguridad se desprendieron del resto de la cabina y atravesaron a varia de la gente como rebanadas de queso, los cuerpos humanos se zangoloteaban a gran fuerza que nuestros órganos vitales fueron expulsados involuntariamente fuera de nuestro sistema, aun se escuchaban gritos de dolor y desesperación pero ni eso los puso salvar, los litros y litros de sangre que chorreaban por todas las grietas del inservible transporte no se podían comprar con la gasolina del tanque que aun se encontraba lleno, que pena.

Al final mi cabeza había quedado en medio de la calle junto con distintos órganos que sabia dios si eran míos. Ese día mis papás lloraron por mí, mis amigos se sintieron apenados, mis maestros tuvieron un alumno menos, y los trabajadores sociales mas empleo. Todo por haber hecho lo correcto.

Texto agregado el 28-12-2010, y leído por 102 visitantes. (0 votos)


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