El abismo es profundo y la caída es lenta, el viento roza mi cara y la proximidad de un profundo vacío oprime mis ojos, oprime mis labios, sin dejarme articular frase alguna. Pero igual no quiero hablar, solo pienso, recuerdo y me dejo llevar por la atracción del vacío aún sabiendo que la salida está al alcance de mis manos. Frustración por descubrir que finalmente soy uno mas... y que me convertiré en uno menos. El rencor, la ira y el resentimiento... árboles secos alrededor de este horadado camino que extienden sus ramas, me invitan a ser salvado en su follaje; no sé que hacer. Mientras voy cayendo veo lo facil que es convertir los buenos recuerdos en manchas oscuras cuando descubres que tu lucha solo tiene a la derrota como instancia final. Ahora, en este momento, en este preciso instante puedo asegurar que olvidar será sencillo, pero el perdón será difícil, casi imposible. Que tristeza, que decepción, siento en mi pecho un vacío que está a punto de reventar, antecediendo a la caída final. Quiero llegar de una vez al fondo, que esto acabe, ya no quiero esto en cada abrir y cerrar de ojos, ya no más.
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