27-dic-10
Cuenta regresiva
j.E.P.a

7 lunas esperando para que me dijeras adiós
6 palabras que rompieron mi corazón
5 meses de noviazgo que se transformaron en traición
4 lágrimas rojas sin color
3 razones con justificación
2 personas unidas por un falso amor
Una bala que acabara con este dolor…

La conocí un día de invierno, era tan bella como un ángel y aunque no conocía a esas criaturas celestiales, estaba seguro que ella era como los ángeles tenían que ser.

Pasó tan rápido, una semana de conocernos y ya éramos una pareja felizmente en noviazgo, o eso fue lo que creí.

Hasta que…

7 días tuve que esperar para volver a verla, algo raro en nuestra relación pues antes teníamos encuentros casi diario, yo no quería pensar mal, solo soñaba con el día de volver a verla, y cuando ese día por fin llegó aun no la saludaba pero desde lejos percibía una diferencia, “la diferencia”. Trate de abrazarla pero me rechazó, su triste rostro me revelaba que algo me tenia que decir.

6 palabras que nunca olvidare fue lo único que salio de su boca “te tengo que dejar para siempre”. Esa tarde mi mundo se acabó, mi corazón salio de mi pecho y subió al cielo anunciándome que perdía a mi ángel guardián para siempre. Mi garganta cortada y mi cuerpo tembloroso unieron fuerzas para poder replicar un ¿por qué?

5 veces tuve que preguntar para saber que 5 meses llevaba saliendo con otra persona, y no pensé que me pudiera sentir peor, pero de pronto el dolor se convirtió en enojo, una rabia que crecía desde el centro de mi pecho donde alguna vez latió mi corazón. Di la vuelta, me aleje y deje que el tiempo se llevara su recuerdo, pero el tiempo era muy lento.

4 cortes en mi muñeca y 4 gotas de sangre fueron mi ultima expresión al amor que alguna vez sentí por ella, un intento mas y sabia que esta no era la forma de desaparecer este fuerte sentimiento. Al ver la sangre escurrir entre mis dedos una respuesta se reveló ante mis ojos, una respuesta para acabar con este sufrimiento.

3 razones para convencerme que era lo correcto: su infidelidad, el haberme dejado y este oscuro sentimiento. Eran suficientes para saber que ella era la que tenía que pagar con su propia sangre. Tome la pistola de mi viejo empleo y me dirigí a su departamento.




2 personas frente a frente por ultima vez, y me aseguraría que esta fuera la ultima vez. Al verme no sé porqué se sorprendió, si fue por mi rostro demacrado o por la pistola que llevaba en la mano. Su rostro se transformo en espanto cuando le apunte a la frente con la herramienta que por mucho tiempo me mantuvo vivo.

Una bala que impacto entre sus ojos hizo que el dolor desapareciera, sus ojos abiertos me decían que había muerto asustada, con mi mano derecha los cerré y me retire esperando otro día de invierno.