Infinita misericordia (participante del certamen Cien XVIII)

- Señor, todo me fue mal, fracasé en mis estudios, nunca conseguí un trabajo estable, mi esposa me abandonó. ¿Quieres saber más, Señor? Fracasé hasta como ladrón, fui a la cárcel, allí recibí palizas y no querrías saber que mas. Y ahora, como polizonte, el barco se hundió y quedé flotando sobre este armario rodeado de tiburones. Supongo que ya ni tienes tiempo para algo de misericordia, Señor.
El armario se desarmaba y el pobre naufrago encontró un revolver, solo le quedaban segundos. Una sola bala.
Apoyó el arma en su cabeza y agradeció irónicamente:
- Gracias por tu “infinita misericordia”, Señor.

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