El niño corrió como nunca antes lo había hecho. En sus manos cargaba con un pan, que lo había robado desde el almacén de la esquina. Corría sin mirar atrás, atropellando gente que cargaban sus manos con gigantes bolsas, esquivando a comerciantes que querían seguir vendiendo. Corrió hasta un callejón oscuro, al final un montón de cartones apilados al costado de un basurero municipal. Apenas llego aquel delgado niño, se escucho una voz que decía su nombre desde el interior de los cartones. Aquel niño rápidamente cogió una pequeña mano, desde el interior de los cartones.
-Hoy comerás hermana, es navidad.
Ambos niños muy delgados se sentaron a compartir el pan en la fría noche de navidad.
En la mañana de un 25 de diciembre el barrendero municipal fue a recoger los cartones de aquel callejón, encontró dos pequeños cuerpos, pálidos y abrazos, expresando un amor universal. Llorando llamo a su esposa a su teléfono portátil, y le dijo.
- Acabo de entender el verdadero sentido de navidad.