Merodeando las costas arcanas, extranjeros arribaron,
tratando sembrar sus semillas.
Encontraron una tierra fértil, verdaderamente exquisita,
donde se instalaron definitivamente.
Hicieron sus covachas cóncavas, resistentes, cálidas,
preparando un buen porvenir.
Las eras transcurrieron apaciblemente, sin problemas,
vivieron durante incontables milenios.
De la costa alejada, llegaron, invadiendo,
seres inmundos de ultratumba.
Rápidamente prepararon las defensas, aguardando batalla,
listos para morir orgullosos.
Defendiendo su tierra divina, lugar celestial,
caído del majestuoso cosmos.
Invasores correría tras correría, pierden fuerzas,
defensores agotados por pelear.
Décadas incontables peleando fieramente los agotaron,
apesadumbrados deponen sus armas.
Invasores sin misericordia alguna los matan,
descansarán en su tierra.
Por tanto la defendieron, se fusionaron
siendo uno con ella
eternamente…