Al volver a casa recordó por fin el nombre de la tarjeta de promotor de aquel hombre que la atendió. Subió el volumen de su reproductor y se dejó llevar caminando al ritmo de la batería de aquella banda que sólo pocos conocían. Ya era medio día y el sol estaba en su punto máximo. La gente pasaba con sombreros y sombrillas y por otra parte los vendedores ambulantes se regocijaban con la venta de bebidas y helados a precio huevo.

- Me da un chirimoya, por favor - dijo sutil al primer vendedor que se le cruzó.
- Por supuesto, mi niña - contestó el vendedor con alegre sonrisa mientras desenvolvía el helado y se lo entregaba listo para servir.
- Gracias, tome - pagó la módica suma de 200 pesos y emprendió camino a casa sin importar cómo la miraban por la espalda.

Al llegar a casa remojó su cabello en el lavamanos, levantó la cabeza y se miró al espejo durante un rato. Comenzó a hacer caras y muecas que pocos tenían la posibilidad de ver, o bien con alcohol, o bien en citas. Entre esas caras irrumpió el sonido del móvil. Era "Uno", uno de los amigos más reconocibles. Pelo semi largo, lentes gruesos, mostacho, pitillos el 100% de la semana, poleras con stencils y zapatillas converse. Un estereotipo. Uno era un tipo inteligente, poco predecible, amante de la lectura y los cigarros.

- Aló, oye te fuiste re temprano ayer - Uno sonaba un poco molesto - ¿Qué onda?
- Nah, el Des me tenía aburrida y ya había tomado harto, además me quería levantar temprano para caminar un rato y despejarme. Fui a comprar - Uno para ella era casi un hermano, nunca podía esconderle cosas o no tenerle explicaciones para ciertas situaciones - ¿Y tú? ¿Qué hiciste después?
- Me quedé con la Ester, te iba a decir que te quedaras pero cuando salió a buscarte, ya no estabas - se oía otra voz al lado de Uno - La Ester dice que vengas a almorzar con nosotros, ¿te parece?
- Mmmm, dale - celebraba en su cabeza porque no tenía nada para preparar - ¿A qué hora?
- Si quieres te vienes al tiro.

Ya estaba en la calle cuando terminaron la conversación. Tomó una chaqueta de jeans negra que tenía un logo de NIN y cortó derecho en dirección a casa de Ester, la otra chica hermosa del barrio.