Brindo en cada gota de mis sentimientos una idea bucólica del mundo. Atesoro la intensidad de mis intentos por corregir ese dolor enorme del que hacen gala los equivocados. Descargo sin cesar en mis jornadas mi tiempo, mi alegría, mis anhelos como prioridades a preservar. Pienso que sirve para anular el núcleo ardiente del olvido. Aún cuando su altura logre sobrepasar en ocasiones mis cortos días. Inicio una y otra vez pequeños juegos que estreno hasta que confluyan en tu rostro y dibuje la tierna sonrisa. La única y lo único que logra redimir tu desasosiego y el mío para al fin trocarlo en suave tranquilidad. Mientra tanto tus cantos alegran el tiempo que resta todavía como regalo inaudito y admirable. Cuando a esto escribo el sol calienta sin pausas el día.
Texto agregado el 22-12-2010, y leído por 231 visitantes. (5 votos)