UN LINDO CUENTO PARA BUGAS
La tristeza es profunda, los desengaños recientes, la imaginacion es punzante, y miremos por donde miremos solo vemos fantasmas con la querida forma de todo lo que mandamos a la mierda. A si que un cuento, un lindo cuento sobre bugas, intentara suplir y rellenar ese espacio que tanto nos falta. ¿Porque, quien entendería esas personas que se entretienen, como mordiendo una fruta, a despreciar constantemente nuestro corazón? ¿Quién nos podria alegrar el dia, si no es otro en cuya confianza ese mismo placer no lo hubiera destruido?
Martita es una chica que nunca olvida una palabra. Tiene recuerdos para todo y para todos. Por lo regular, por lo mismo no tiene muchos amigos, o no le presta mucha atención a la mayoría de la gente.
A Martita le gusta mucho Julianita. El otro día le dijo a ella que no tenia ni idea de cómo la quería, de cómo la extrañaba, y las ganas grandes que tenia de poder volverla a verla. De las noches y los días que pasaba recordándola, esperando algún día que el destino les acorte la distancia que las separa.
Martha, Con la ansiedad típica que caracteriza a los condenados a la silla eléctrica, a los enamorados y a los vendedores de seguros, le confesó:
-La dificultad estriba entre nosotras porque entre más impertinencias, cautelamos mas en reparos para justificar las consecuencias de nuestras más convulsas inspiraciones, para no perder los sostenes que nos dan confianza sobre nuestras inseguridades, hace ya tiempo, definidas. ¿Qué esa vez la culpa fue del frío? Como si perdiera la abundante sensación de la saliva por encima de la punta de tu pecho. ¿Porque me dices que no lo recuerdas? ¡Cuan difícil es para alguien recordar aquellas cosas que no se imponen en la formación su interés! ¿Qué soy entonces de tu adoctrinado entender? Si vieras bajo mi blusa. Creo que te quedarías impresionada. Pues en esa ocasión no te acordaste de algo bajo mis piernas como para haberlo extrañado.
Juliana recordó por un momento aquel affaire, mientras gradualmente se le anaranjeaba la cara hasta que se le termino poniéndose como la de un durazno. Tuvo que sentarse, a tomar la calma con un hondo soplido, y solo entonces respondió:
-A veces pienso que si fuera lesbiana… solo sería contigo. Ojala hubiera un hombre como tu. Es que cuando te miro se me olvida que eres mujer. Si fueras chico en estos momentos seria tu novia. Porque fue un error, a mi no me gustan las mujeres.
Y desde ese día Martita empezó a sentirse sexualmente atraída por los perros.
La tristeza es profunda, los desengaños recientes, la imaginacion es punzante, y miremos por donde miremos solo vemos fantasmas con la querida forma de todo lo que mandamos a la mierda. A si que un cuento, un lindo cuento sobre bugas, intentara suplir y rellenar ese espacio que tanto nos falta. ¿Porque, quien entendería esas personas que se entretienen, como mordiendo una fruta, a despreciar constantemente nuestro corazón? ¿Quién nos podria alegrar el dia, si no es otro en cuya confianza ese mismo placer no lo hubiera destruido? |