Me preparo para mi debut, llego ante mi altar solo estoy yo y un par de almas que me observan y me desconocen desde que te fuiste.
Solo unos retoques, un poco de la esencia que te gusta, preparo mi bolso con las llaves que abrirán todas las puertas ahora que ya no estás. Un teléfono para no desconectarme de la realidad y un labial para darme color y que no se enteren de que voy muriendo tras tu partida.
Hay algo que no sabes y es que donaba un poco de mi aliento todos los días para que vivieras cinco minutos más y así continuar por el camino juntos.
Ahora la tienda de donadores ha cerrado y a mí no me queda una gota. Pero no te preocupes te quedan reservas para dos años más…

Tu imagen me persigue y aunque me escudo con otros corazones tu sonrisa me encuentra y a ella no me le puedo negar, al mismo tiempo lloro con gritos silenciosos y me desgarra tu ausencia, escucho que el sufrimiento se ríe de mí,-- es patético ver como sobrevivo a cada día--. Trato de distraer a mi corazón con cosas inverosímiles y aun así fracaso.
Dios es grande y más grande aun por que me da la fuerza de que en un momento de debilidad no me quite la vida.

Ya no encuentro el sabor y los días parecen noches y las noches siguen igual.

Me recetaron reír más cada dos horas, gritar y correr si lo deseo cada doce y una cucharadita de sarcasmo cada que la necesite.
Busque por todas las farmacias, nada, por desgracia solo las venden en la droguería cerca de tu cama.
Esta enfermedad me consume día a día y por ratos, me tiemblan las manos y alucino tu silueta, convulsiono cuando no la puedo tocar.

PD: el vacío va tolerando pero no se que duela más.

2 de junio de 2002.
Xiove