El beso del fúnebre elogio enmudeció
Las escarchas tímidas posada sobre su piel,
En el aroma de tu canto se peinaba una
Triste y melancólica aversión, que sofoca
Rítmicamente de mi piel contra tu sexo.
Jalas mis cabellos en actitud indomable,
Besas el cristal que te corroe mientras
Que yo te ataco por la retaguardia, y
Los menesterosos auxilios de amor
Ensortijan nuestros actos, demostrándonos
Mujer que no solo eres mía, mas bien
Del sol, que asemilla y labra entre tu fertilidad,
Que te posa lentamente y sin mirar atrás.
Pinto lentamente cada rincón de tu
Cuerpo, esculturiso sobre mi mente
El aroma de tus pechos, me enjuago
De tus cenizas que van volando por el
Cielo, mientras tu gimes y me
Respiras tal cual es el requerimiento.
Tus ojos, hondas heridas sangrantes, no
Dejan de perpetuarme sobre tu memoria,
En tu libro de recuerdos, entre tus penas y tus glorias ,
Limando cruelmente lo dicho e imaginando
Otra historia. Te engañas, al creer que te amo, te engañas al creer que me repudias |