¡Me aguarda nuevamente el viaje de regreso a mi ciudad.!
Una hora treinta para llegar al terminal frío y aireado que me recuerda mi estirpe provinciana e ingenua que trato de encubrir con mis gestos delicados y mi dicción precisa de las palabras con terminación compleja.
Observo el señor del kiosco: su cabellera da la impresión que carece de agua; sin embargo, su cuerpo grueso dice que sólo vive para comer los manjares que recoge de la tierra y que con amor, paciencia y un toque de abnegación, su mujer los transforma para ser engullidos por esos 120 kilos.
Trato de zafarme de su saludo pero parece que espera por mí a diario: de lunes a viernes parado fuera de su negocio a las 8 de la noche en punto. De lunes a viernes, prefiero mil veces mi feliz viaje de regreso al hogar.
Texto agregado el 13-12-2010, y leído por 108
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Lectores Opinan
01-09-2011
perdon que te escriba aqui.. me gustaria conversar con vos y no estas en el chat. si puedes y quieres conectate. piantaa