El poder de la serpiente

Empalmo la mirada en esta mañana
Hidalga como una pluma
Igual a aquella con la que escribo a la alborada

Encuentro sinfonía en esos muros.
Este, oeste, norte y sur.
Entre eso y aquello.
Lo de allá y más allá.

Y es allí donde la vil serpiente se extiende;
Marca territorio siseando mientras se acerca.

Sin querer que me percate y,
con el deseo de derribarme en la mañana,
muerde.

Ponzoña ¡aléjate!
No actúes como morfina.
No me cayes en la mañana.
No en esta. ¡No ahora!

¡Déjame vivir, vil reptil!
No te rías mientras me matas;
No me atores con la baba de mi boca;
No te lleves la hidalga pluma de esta mañana.