LA MUJER DE LA CURVA MISTERIOSA
Venía cansado manejando ocho o más horas ese camión repleto de madera de los bosques del Oriente. Había que pasar bien de noche por el control para encontrar a los guardias un poco dormidos, porque solo allí reciben un billete y dejan pasar todo…
Era cerca de las doce al filo de la media noche y en una carretera oscura y solitaria. Viche Marín sintió frío y, sin negarlo, un poco de miedo también.
-Va carajo ¿Y ahora qué me pasa?
El miedo espanta el sueño de cualquiera y a Viche le erizó los pelos y un frío bien feo le recorrió todo el cuerpo.
Metió un cambio fuerte al camión, que iba desmayando la marcha y parecía que ya no avanzaba a coronar la cuesta.
-¡Chucta! ¿qué le pasa a esta matraca que ya no jala? ¿qué le pasa?
Y de repente en esa curva funesta ya cerca de llegar a Loja aparece en el filo de la carretera una mujer, pidiendo que la lleve. A Viche Marín se le hizo muy extraño encontrarse con una mujer en carretera y a esas horas de la noche. Pero la curiosidad y un poquito de morbosidad pudieron más que el recato de don Viche, y poniendo cara de tonto-vivo dejó que la mujer subiera al camión. Muerto por uno, muerto por mil pensó ingenuamente y empezó a insinuar cosas sin tener ni la idea de quién o qué era lo que tenía junto a él.
Tan embelesado en la conquista estaba que no se dio cuenta que la mujer se comportaba en forma extraña, pues, no había pronunciado palabra desde que subió al camión, ni había mostrado su cara, pero bueno, qué más da, la cara era lo que menos importaba en ese momento, y que no hable su acompañante, pues, todas las mujeres hablan y hasta por demás…
Decidido se hizo al filo de la carretera y se estacionó apagando las luces para estar en mayor intimidad, comenzó a acercársele más y más, ella ocultaba su rostro y daba la espalda. Viche insistía en verla, pero ella se negaba y al fin se dio vuelta y ahhhhhh!!!!!! Su cara estaba tremendamente desfigurada, horrorosa, no tenía los ojos y en su lugar dos inmensos huecos, la carne se le estaba cayendo a pedazos a tal punto que se le veía el esqueleto…
Se dice que encontraron a Don Viche al otro día, estaba inconsciente botado sobre el asfalto de la carretera, sus familiares lo recogieron y lo internaron en el hospital San Juan de Dios en donde pasó delirando unos quince días. En un momento de lucidez le contó a un amigo lo que a él le sucedió.
A Don Viche Marín se lo llevaron después a un hospital de loquitos porque estaba totalmente orate.
Zoila Isabel Loyola Román
ziloyola@utpl.edu.ec
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