Se me perdieron las letras, se me extraviaron las plumas, es que ya no tengo palabras soy un escritor que no escribe, un dibujante sin carbón, un poeta que no ama, que desde hace tiempo ha dejado de vibrar, de soñar, de vivir como antes lo hacía, ahora sólo es cotidianidad una que no cesa que se queda y no se va.
Vaya vanidad la de decirse escritor cuando es obvio que desde hace tiempo se me agotaron las ideas, vivo con los recuerdos de aquellos escritos de antaño, los cuales dedicaba a musas de belleza inspiradora a las cuales no tuve el valor de hablarles, es que al perecer deje pasar muchas oportunidades, ahora que me encuentro solo, lo único que me queda son recuerdos.
Con profundos sentimientos se quedaron plasmados esos recuerdos en cuadernos estériles que ya no tienen voz; cuadernos a los que se les borro la tinta y la poca que les queda guardan memorias que para mí ya no tienen sentido,
Mis aspiraciones han quedado en el olvido, como las lagrimas de la almohada, como los sueños de la vieja cama, como la sombra a la que se le acabo la pared.
¿A dónde irán mis visiones?, ¿Se perderán en la nada en la cual yo me he perdido o seguirán su camino para convertirse en palabras que tengan sentido, palabras que alcancen la gloria y la eternidad que yo no he logrado?, pues ya no quedan más que tristes anécdotas que nadie desea escuchar...