El bebe llorando dentro de su carrito de bebe. La señora revolviendo el interior de su cartera de mujer. El oficinista con su traje "gris rata" de oficinista. Los dos niños peleando por un video juego de veterano de Vietnam, con mas sangre de la que podarías soportar si la vida no te hubiera arrancado la sorpresa antes. Y en medio tu, esperando; no se que, quizás la muerte, quizás inspiración, una razón o de menos un pretexto... Quizás el bus.

El bebe no deja de llorar y los niños de pelear. La mujer no encuentra. El oficinista no para de ser oficinista. Y en medio tu, ya sabes que esperas, esperas que calle el bebe.

El bebe sigue llorando. Los niños paran de pelear y escuchan la radio en su video juego. La señora se rinde y deja de buscar. El oficinista no abandona su papel de oficinista. Y en medio tu, esperando

.El bebe deja de llorar por un segundo, solo para retomar su tarea con mas ganas. Los niños cantan a gritos canciones sin letra animados por la radio. La señora se muerde las uñas y las escupe de manera arbitraria. El oficinista se ha vuelto intolerablemente oficinista. Y en medio tu, esperando, con media uña cubierta de saliva adherida a tu oreja izquierda.

Se interrumpe la quinta canción de la radio de los niños -Este mensaje es un anuncio presidencial... Ciudadanos Se ha confirmado estamos siendo invadidos no sabemos por quien ni en cuantas ciudades han entrado la casa de gobierno ha sido tomada no hay ordenes ni plan de contingencia que Dios nos ampare... Estática.



El bebe llora. El video juego solo produce estática. La señora se ha tragado una uña. El oficinista ya no tiene oficina. Y en medio tu, abordando el bus alcanzas a escuchar el silencio, el bebe se ha callado al fin; sonríes. Los demás esperan, el bus parte, es el ultimo bus de la noche.







Jaime Carcaño.