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Inicio / Cuenteros Locales / Vicky87 / No hay dos sin tres

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Una misma cama, dos amantes, dos momentos, dos silencios, dos te amos y una sola mujer. Alma era una de aquellas muchachas que disfrutan del tibio calor del sol en su rostro por las mañanas y Lucio, su marido, uno de aquellos hombres fuertes que no se sensibilizan con sensaciones vanas. Un tercer hombre aparece en esta historia de dos; el día en que Alma despertó en su habitación junto a un calor humano indescriptiblemente cálido y suave. “El otro”, como lo llamaba Alma, llenaba de gestos y olores esos espacios vacíos que dejaba Lucio luego de tantos años de relación conyugal.
Los días grises de una relación vacía se terminarían para Alma… necesitaba un cambio, una válvula de escape… y quién mejor que él. Se irían juntos a ningún lugar pero juntos estarían sin espacio, ¿para qué el espacio donde tampoco hay tiempo? Cuando se entrelazaban en esos profundos besos no había más que eso: besos; ya no sería más el otro, sería el único.
Alma levantó el teléfono y del otro lado la voz relajada de Santiago, su otro amor, que nunca supo que era el otro, que siempre creyó ser el único. Arreglaron su próximo encuentro en la estación de tren, harían un viaje…Alma no le quiso adelantar más, solo le indicó lugar y hora. Santiago preparó un pequeño bolso y mientras miraba por la ventana de su pequeño departamento de soltero apasionado, Alma y Lucio del otro lado de la cuadra, se fusionaban entre las sabanas húmedas de traspiración y respiraciones agitadas, como desahuciándose de todo lo lejos que internamente estaban.
Alma se levantó al baño, tomó una ducha mientras Lucio ponía ese disco gastado de Pink Floyd como suplicándole que recuerde aquella épocas donde Dark Side of the Moon era la síntesis perfecta para quedarse horas con los ojos fijos en su boca. Alma salió de la ducha envuelta en una toalla, lo besó en la frente y le clavó aquella mirada que Lucio sabía, implicaba el final silencioso de la despedida. Tomó un pequeño bolso, metió lo justo y necesario, se vistió y salió de la habitación sin decir nada.
Caminó una cuadra y sintió nuevamente la viola de Guilmour en sus oídos, pasó frente a ella una pareja de adolescentes tomados de la mano, los siguió con la mirada…la chica soltó la mano de su novio se paró frente a él y esperó el beso, que minutos más tarde llegó a su boca acompañado de una tibia caricia en la mejilla. Alma vaciló un momento y entendió el problema, no podían ser dos amantes, ni dos te amo, eran sólo uno pero dividido en dos personas… sólo tendría que encontrar una persona que sea un te amo y un amante, y esa persona no sería ni Lucio ni Santiago.

Texto agregado el 07-12-2010, y leído por 142 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
27-01-2011 oiga,oiga, pero si es una mujel calentona, eh? no ponga discupas que no gustal a chinito cantonés, eh? era vieja clentona, eh? marxtuein
 
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