Es impresionante la cantidad de personas que han partido últimamente al mas allá, y todas se relacionan de una u otra manera conmigo. Mis tíos, los de mis amigos, dos esposos de dos grandes amigas, la abuela de mi marido, la mamá de mi ex novio, en fin…

Aún cuando esto ha implicado horas de desvelo tratando de entender la muerte, nada se compara con la triste noticia de que la nena, de tan solo 13 días de nacida, de mi compañera y amiga de trabajo había fallecido tras una lucha con las plaquetas y el grupo sanguíneo (AB negativo) al cual pertenecía.

Gracias al apoyo de las redes sociales, a las campañas que hicimos y a la ayuda de miles de amigos –reales y cibernéticos– pudimos obtener donadores de este raro tipo de sangre… sin embargo… pese a todo, Nina se fue sin siquiera haber conocido su casa y a su familia, que la esperaba con mucho amor. A mi me consta que su mami se cuidó, que hizo todo lo posible por estar sana y pasar lo mejor que se pudo su embarazo.

A últimas fechas, el estado de mi amiga había empeorado, pues se hinchaba mucho y redujo a nada su consumo de sal. En una de sus últimas revisiones la regresaron a su casa a descansar, y en la siguiente fue necesario internarla.

Me voy con los detalles y recovecos para ahogar un poquito la tristeza, para entender los mecanismos de evasión y defensa que me hacen pensar hasta en la ropita que estaba lista para vestirla… ¿Cuándo decide Dios cortar así una vida? ¿Por qué no preguntamos porqué? O no debemos. ¿Los caminos del Señor son inexplicables?

Una persona que ya ha vivido y que hizo mucho o poco por sus semejantes, por lo menos tuvo la oportunidad de hacerlo. ¿Y Nina por qué no la tuvo? ¿Porqué se la negaron? Quisiera saberlo… ¡quiero saber cuál es la lección! ¿O es que ya la sé y también la evado?

Esta noche no se asoma la luna, ni sopla el viento en la tierra oscura... ¡pero hay una gran fiesta en el cielo porque NINA RENATA Pacheco Sánchez regresó a su hogar de siempre! Ángeles bailan, la luna y el viento los acompañan, y yo también. Un Padre Nuestro y Una Madre Nuestra por Nina y su familia. Descansa en paz, bellísima princesita... ¡alumbre tu estrella nuestra noche y nuestra vida!