Andenes desandados de la memoria de obreros ferroviarios, silenciada por el vacío austero del sigiloso envigado, rememoran la historia perdida de la Gente de la Tierra y su encuentro con el burgués pagano: el comercio envilecido contaminó de alcohol y pobreza al Mapuche avasallado, mientras el oro y el papel moneda circulaba a raudales en los bolsillos del señorío. La tradición señalaba a cada cual su acomodo según engalanaba y cubría, comerciantes y apostadores recorrían el andén mientras los más aventajados soñaban el oficio de fogonero o guarda-vías…

Estación Temuco, nave fabulosa de encuentros pretéritos que extendió su acervo histórico hacia ignorados destinos, Freire-Cunco, Temuco-Carahue, Cajón-Cherquenco… donde otrora abordaron Huilliches, Pehuenches, Mapuches, anónimos viajeros del vagón postrero… A un paso del olvido, la huella austera persiste en la memoria de hombres que añoran el oficio del ferroviario.