Noviembre 2010. A través de ustedes…
He leído con atención sus comentarios, me han hecho ruborizar, soñar, sonreír, y hasta soltar más de una lagrima, al igual que una gran pregunta…
En mi alma de mujer que escribe por catarsis, ¿qué arrastro?
Acarreo todas las preguntas, en espera de todas las respuestas.
Cargo, por decirte algo, la caricia feliz en la mejilla de mi muñeca de trapo, y el recuerdo imborrable que me obsequió la luna de octubre, así como la taza de café que compartí con una noche sin sueño.
Traigo el instante en que vuela el colibrí de la ilusión y que es el momento eterno de la tibieza de Dios.
Cargo, en un collar de lágrimas alegres y en mi pulsera de diamantes tristes, el salto precipitado de un relámpago que se alimenta, de flor en flor, hasta llegar al sol.
Por eso tengo entreabierto el corazón por un poema y llevo así, resplandeciente, la dignidad elogiada de la humanidad.
Cargo el tiempo como un descubrimiento, cuando alguien me espera, además de la ternura en la conversación de quienes me rodean.
Llevo todas las carencias del Misal y los aretes de tulipanes plata que me regalaron un día y la fe como un armario divino que se reparte y otras curaciones de la belleza.
Llevo en la piel el canto húmedo de mis hermanas las sirenas, con las cuales soñó Homero en su travesía por las estrellas.
En la mano una taza de café, y un abrazo en el alma que despierta con tersas caricias sus alas de mariposa.
El recuerdo en la mente que me recuerda que a todas, el amor nos hizo, es decir la eterna fidelidad de ser hijas de otras hijas.
Y una sonrisa de alegría que se regenera en cada entrega...
Llevo, eso llevo… o debería llevar en el alma, una niña, cuando…después de todas las adolescencias de la vida…observo a través de ustedes, en lo que se ha transformado mi existencia.
Desde BC, donde sus comentarios me han hecho ruborizar, soñar, sonreír, y hasta soltar más de una lagrima en mi rincón existencial. Andrea Guadalupe.
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