Ha sido difícil últimamente para mí pensar en algo que va más allá de lo que creo y siento. Hacer vivo eso que espero tanto consciente como inconsciente en cierto sentido. Nada más me queda que confiar en mí mismo y avanzar por más que salgan mal las cosas.
Mis objetivos, anhelos y metas cambian trascendiendo todo lo pasado. Veo el futuro de lo que he recorrido a este punto y me hallo en un sendero con múltiples selecciones de caminos. A pesar de ello, todos tienen tu nombre y lugar.
Me conmueve un poco el pensar y re-pensar lo que pudimos lograr o construir si tus necesidades y objetivos familiares no hubieran dependido de un viaje tan largo como el que tuviste que hacer, pero aún creo que es posible: nada es imposible, dijo por ahí un luchador, y quiero creer en eso.
Creo en encontrarme algún día allá, con un frío invierno como los que te gustan y me cuentas. Con el sonido de aviones yéndose y regresando. Con voces por parlantes y un sin fin de caras cosmopolitas avanzando a sus destinos. Con un guardia amable que me indique dónde te encuentras y finalmente poder verte a los ojos y sonreír como lo hago por webcam.
Todo se lee como un sueño, y probablemente lo sea. Pero no me quedaré solamente con eso.
He tratado de disimular mucho tiempo todo esto. Creo que ya basta de seguir convenciéndome de encontrar a otra persona. Debo reconocer que la vendí mientras te tuve cerca. Eras y sigues siendo LA persona que busco entre gente y gente que voy conociendo, pero me he dado cuenta de lo tonto que soy: eres única.
Sólo me queda que viaje y confirmarlo.
Deseo, quiero y te pido que creas en mí porque jamás he dejado yo de creer en mí, en que puedo lograrlo. Sé que te prometí algo que no pude cumplir, sé que en parte fue mi culpa al cegarme creyendo en una posibilidad de otra persona, pero también sabes que hubo una parte que no dependió de mí (la plata) y que espero a futuro no siga frenando esta promesa que sigue en pie.
Sé que sonríes porque te da gusto que una persona te diga estas cosas y de lo que puede hacer por ti, y que a pesar del tiempo aún cree que se puede lograr.
No queda más que esperar y compartir conversaciones, risas e historias a distancia hasta nuevo aviso.
Finalmente, una vez más, deseándote lo mejor y éxito en lo que hagas, se despide Gon, el Harry.
Desde Valparaíso, Chile a Barcelona, España. |