Hace dos días me atropellaron
Y como ven, sigo
Aprenderé a seguir, pero más lento
El conductor sostiene que yo estaba ebrio
y que hablaba incoherencias, y claro
lo primero que le dije fue preguntarle cómo estaba
es que lo vi tan culposo, tan triste
que dejé de pensar en lo que estaba antes,
antes de que él se subiera a la vereda y chocara con el árbol
El que te atropellen puede ser una invitación
a valorar lo que tienes por delante
(ojala sin yeso ni fierros)
Es como si en las cavilaciones le preguntaras a alguien,
a Dios, a quién más a esa hora cuando todos duermen,
y por respuesta despiertas en otro lugar
con todo cambiado.
Hace años que no sentía dolor, un dolor gratuito
sin que lo sintiera castigo,
sin que hubiera una acción mía que hiciera desaparecer el dolor
Pero habiendo pasado tanto tiempo de mis dolores, y no me refiero a ese dolor, el tuyo
porque esta vez no escribo para ti,
sino a ese dolor que hay que administrar, medir, calcular
confiando en que pasa, que el dolor si renuncias es peor
que cuando te ponen la venda ya te despides
como un conjuro desde el cual te ríes
como si la electricidad no te alcanza
ni los golpes
un espacio en blanco donde todo nombre se borró
incluso el de Jesús
porque entre tanto Judas
te muerdes los labios.
Hace tanto tiempo que no sentía dolor
pero el mecanismo era el mismo,
preguntarme, ¿a quién entrego?
Y saber que no se puede
que el dolor pasa, pero la agonía de la vergüenza no
Y claro que sonaba a incoherencia
con esa culpa en la cara, qué más podía hacer
si no preguntarle cómo estaba
Qué ganas de recitarle
“llorá no más botija”
si entiendo.
Mi hermano me dice que son mis ganas de poeta
de la frase única
esa que se reescribe
¿y cómo si nunca la he escrito?
La abuela me decía que hay gente buena y gente mala
“prepárese mi niño”…
pensando en aquel niño que me quitaría la colación en la escuela.
Antes de eso me preparaba para la gente mala
¿y cómo?
intentando en ser mejor, no mejor que ellos -que es fácil-
sino mejor que uno mismo. Ahí estaba el desafío;
hay gente buena y gente mala, y gente mejor.
Hoy soy mejor persona que hace dos días,
pero infinitamente más triste que hace 30 años.
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