Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, existió una República Galáctica, un sistema de miles de planetas y razas de seres vivientes que vivían en paz, democracia, armonía y progreso. Bueno, eso era en realidad, lo que nos han hecho creer, pues al parecer donde nos dijeron que había paz, en realidad había guerra; donde nos hicieron creer que había democracia había dictaduras, corrupción y fraudes de todo tipo; donde nos convencieron de que había armonía, solo había caos; y donde nos dijeron que había progreso, solo reinaba el hambre y la miseria.
Demás está decir que uno de los grandes protagonistas de la mítica República Galáctica, fue el mentado Yoda, homenajeado en miles de monumentos, plazas y avenidas. Se nos dice que Yoda era un ejemplo de honradez y pacifismo, y su resistencia en el planeta Dagobbah en tiempos del Imperio fue vital para la resistencia que ofreció la Alianza Galáctica, pero no era tan así.
Una de las causas por la que cayó la República fue que la gente ya no creía en un sistema que enriquecía a unos pocos y empobrecía a muchos. Donde las elecciones eran una farsa, y el fraude era sistemático y generalizado. Yoda, en su rol de responsable del Templo Jedi, era uno de los personajes más importantes y al mismo tiempo, de los más odiados por el pueblo.
La famosa encuestadora Gallup solía realizar sondeos de opinión para conocer la imagen de los diferentes dirigentes que tenía la República. Yoda llegó a tener un 80 % de imagen negativa, a la vez que la gente se preguntaba para que servía el Templo Jedi. Los jedis manejaban uno de los presupuestos más altos de la República Galáctica, que aumentaba año a año.
Cuando se produjo la famosa rebaja del trece por ciento, donde los trabajadores debieron resignar parte de su sueldo ante la crisis generalizada y el paro, Yoda no solo no se bajo el sueldo, sino que se lo aumentó un treinta por ciento, y también los demás jedis fueron “arreglados” con aumentos similares.
Sí en algún planeta solía llegar al gobierno gente que no era bien vista por los señores jedis, enseguida Yoda firmaba las famosas invasiones. En muchos casos bastaba enviar un jedi para “apretar” a un planeta, y regresarlo a la orbita oficialista mediante toda clase de amenazas y coacciones. Si esto no bastaba, se enviaba una intervención militar, lisa y llana. De esta manera, el caos y la guerra eran permanentes a la largo de la galaxia.
Yoda era un gran traficante de armas y por eso se encargaba que este negocio siempre se mantuviera en un alto nivel de actividad y exigencia. Por un lado, solía armar a los grupos rebeldes que se levantaban en cualquier planeta, y por otro, mandaba las intervenciones militares “para poder orden”.
Sí en el Senado galáctico, alguna ley no salía como a los señores jedis le convenía, enseguida llegaban los sobornos, las coimas, los tongos, y de ser necesaria la “desaparición” de algún miembro del Senado, se procedía a la misma. Uno de los grandes extorsionadores del Senado fue Jar Jar Binks, otro oscuro personaje, símbolo de la corrupción. Era obligación que cada joven jedi al ingresar a la escuelita de jedis le entregara a Yoda una suma de dinero mensual.
La historia que nos han querido contar dice que Yoda peleó con el emperador y luego huyo a Dagobah. Pero no fue así. Yoda “entregó” el Templo Jedi a cambio de una “comisión” de varios miles de millones de dólares. Y fueron los propios soldados del Imperio los que pusieron a Yoda en la nave que lo dejo en Dagobah.
Tampoco Yoda vivía en medio de la selva, perdido entre los matorrales, soportando estoicamente el hambre en un clima hostil. Todo lo contrario, Yoda vivía en una mansión, custodiada por agentes imperiales, en un haren con un montón de chicas y chicos. Sí, porque Yoda no era ni casto ni puro, y jugaba un tiempo para cada equipo, a veces se acostaba con mujeres y a veces con hombres. Era común que en las orgías que celebraba se disfrazara de mujer. Yoda solía practicar el trasvestismo. La mansión tenía también un Casino, dado que Yoda era un gran jugador.
La desconfianza que Yoda sentía por Anakyn Skywalker, era en realidad la historia de un amor no correspondido. Yoda buscaba tener sexo con Anakyn y a cambio le ofreció un alto cargo en el templo jedi. Anakyn, prototipo del macho, se negó de plano y así nació la larga historia de desencuentros entre ambos. Esta era la razón por la que Anakyn siempre era padawan y nunca lo ascendían.
Y todavía nada dijimos de la adicción que Yoda tenía por las drogas y el alcohol. Fue Yoda el que propusó la existencia de los Coffee Shops en el Planeta Ámsterdam y la zona de consumo libre de alcohol en el planeta Munich. En el Templo Jedi, los empleados de limpieza dan fe que rara vez estaba sobrio, y que casi siempre se lo veía drogado, consumiendo algun porro de marihuana o en el mejor de los casos, con los vasos de whisky, el mejor whisky, importado del planeta Escocia.
Fueron todas estas degeneraciones las que alejaron a Yoda de Obi Van Kenobi. Kenobi sí fue un jedi al servicio de la paz y la democracia, que practicaba una vida austera, alejada de cualquier vicio carnal. A Kenobi no le gustaba el sexo, ni el juego, ni el alcohol, tampoco el dinero ni el poder. Kenobi intentó liderar una oposición a Yoda en el seno de los jedis, pero casi nadie lo siguió. Es que Yoda los tenía a todos comprados con coimas y comisiones.
Sin embargo, Kenobi estaba tan pobre en Tatoinne, que no tuvo más remedio que acceder a las pretensiones de Yoda de entrenar a Luke Skywalker. Porque a cada chancho le llega su San Martín y Yoda se fue haciendo viejo. Y solo por el odio intrínseco que tenía, pretendía derrocar al Emperador Palpatine. A pesar de estar reventado por las drogas, el sexo y el alcohol, Yoda vivió muchísimos años. Finalmente murío. Los gorilas nos han hecho creer que fue un heroe, pero solo fue un corrupto.