Las Hadas, los Magos y las Brujas se reunieron un dia en el mejor salòn de la escuela para decidir què hacer con los niños y niñas de Ciudad Ruidosa, un lugar agitado por la velocidad , la contaminaciòn y el aburrimiento. Se quejaron al verse en total abandono. Ya nadie les temìa ni los invocaban, ya ningun niño pedia cuentos de susto y no creìan en la magia, "todo es truco" comentaban frente a esos hombres de capa y bigote que trataban de sorprender con un conejo salido de un sombrero o alguna palomita esmirriada o alguna monedita de detràs de las orejas. Las Hadas eran cazadas como mariposas y hasta las perseguìan con un sprait como si fuesen moscas...todo un desastre, toda una desilusiòn.
Por eso se reunieron para cambiar eso y diseñaron un plan: los Magos atraeràn a los niños y niñas con videojuegos de magia, las Hadas se haràn perseguir y las Brujas los atraparàn a todos y los convertiràn en sapos a los varones y en ranitas a las hembras. Asì lo hicieron y la ciudad se llenò de batracios por todos lados, en especial el cuarto de los niños, quienes en su forma de sapitos trataban de meterse en el baño y en la cocina o en los jardines , en las fuentes de las plazas o en cualquier lugar donde hubiese un poco de agua. Los adultos los perseguìan y los ecologistas hacìan campaña para abrir espacios limpios y hùmedos para ellos en la Ciudad Ruidosa, las escuelas se quedaron vacìas y la navidad perdiò todo sentido. Nadie se quejò por la ausencia de niños, pues estaban hartos de verlos con sus juegos de video y computadoras entre las manos, aplastadotes en un sillòn o en cualquier parte y despreciando las tortillas con chocolate de la abuela, por comer una hamburguesa con gaseosa, las niñas por su parte, ya fastidiaban a todos con su empeño en parecer mujeres, con sus exigencias de moda y maquillaje, con su afan de parecer flacas... en fin, los adultos asumieron aquello de "las tragedias compartidas son menos tràgicas" y como todos los infantes se desaparecieron, los lloraron un ratico y se abocaron a encontrar un lugar para los sapitos y ranitas, que era la moda actual.Asì pues, las Hadas decidieron no llevarlos a ninguna parte y se fueron a su pueblo de Nunca Jamàs, los Magos se negaron a desaparecerlos pero se autodesaparecieron, las Brujas se montaron en sus escobas y volaron hasta la Luna y Ciudad Ruidosa se quedò sin niños y niñas. En las escuelas eliminadas hicieron estanques para los batracios, construyeron jardines, un compostero para abono destapado, para producir moscas que es lo que comen las ranas y los sapos, los vendedores de comida ràpida y chucherìas se largaron del lugar, los adultos estaban casi felices. Solo un poquito de nostalgia les espantaba el sueño a veces, por la falta de los rostros de sus hijos, pero se consolaban viendo fotografìas en la sala y escuchando el croar de las ranitas en las noches de frio.
Un dìa pasò por el lugar un heladero, con su campanita de atraer niños y niñas. Caminò y caminò pero a ningùn niño encontrò. Solo a los ancianos amantes del helado de chocolate, que le relataron la falta que les hacian sus nietos, pues los adultos no atienden a los abuelos ni los escuchan como deberìan, asì que el heladero, con alma de niño, escuchò a las abuelas que contaban con làgrimas en los ojos sobre la desapariciòn de sus queridos nietecitos y la apariciòn de esos feos sapos y ranas que invadieron las escuelas, convirtièndolas en unas charcas. El heladero que habia viajado mucho y era en verdad un Gran Sabio, se comprometiò con los viejitos a resolver el asunto. Se parò frente a cada escuela y tocò por largo rato su campanita de atraer a los niños y niñas. Los batracios escuchaban y todos sus cuerpos se humedecìan de emociòn, empezaron a llorar y clamaban por sus familiares para que les brindasen un rico helado, que ya no era posible. Entonces el heladero empezò a gritar: "Helados Gratis para los niños que aman a su abuelita", "Helados Gratis para las niñas que extrañan al abuelo" y repicaba la campana. Asì, cual perritos de Pavlov empezaron a salir de la escuela las ranitas y lo sapos hacia el carro de los helados, todos hùmedos, muzgosos y empantanados. El Heladero entonces agarrò una toalla y fuè secàndolos uno por uno, y al instante se convertìan otra vez en niños, se comìan el helado, mientras ayudaban al señor a medio-limpiar a sus compañeros sapos y ranas, para librarlos del hechizo. Cuando todos y todas estuvieron sanados, los acompañò a sus casas, los adultos se pusieron muy felices (o al menos asì pareciò)y rogaron que nunca vuelvan las brujas, las hadas y los magos por el lugar,el Heladero les pidiò que no culpen a las Brujas, las Hadas y los Magos, pues ellos salvaron a sus hijos del tedio de la ciudad y les enseñaron lo hermoso que es: convivir con los amigos,con el agua, cantar juntos al lado de la fuente, compartir la comida, por pobre que sea, consolarlos en las tristezas, celebrar juntos las alegrìas y en fin, abandonar un poco el estilo de vida egoista de Ciudad Ruidosa para vivir felices en comunidad,como las ranas de la charca. |