Si los parámetros para establecer que alguno ha de haber ganado es continuar siguiendo el mismo juego, tengo que decir que has de ganar por vocover (dícese del inglés walk-over).
Para fundamentarme, me remitiré a don Gabo:
«En cierta ocasión en que el Padre Nicanor llevó al castaño un tablero y una caja de fichas para invitarlo a jugar a las damas, José Arcadio Buendía no aceptó, según dijo, porque nunca pudo entender el sentido de una contienda entre dos adversarios que estaban de acuerdo en los principios. El padre Nicanor, que jamás había visto de ese modo el juego de las damas, no pudo volver a jugar.»
Sé en que consiste aquél juego también, y comprendo el sabor del brevaje de su travesía; mas quiero aclarar que mi estrategia no es otra más que hacer que bienestés.
He de declarar que éste escrito está exclusivamente dedicado a tí, y tu muy bien lo sabes, tú muy bien sabes dónde resides, en donde pernoctas, en que seña has de estar viviendo, que lecho has de estar acicalando, en qué lugar has de estar encandilando, en que tiempo estarás seduciendo...
Quizá no aceptes este pequeño regalo, que sólo viene a ofrendar mi sinceridad.
La sinceridad que hace que me teman, la pulcritud de abrirme y decirte que te ofrendo esta sinceridad, de tal forma que si no lo quieres recibir también es una variante que merece gratitud de mi parte, pues me complaceré de que lo hagas tuyo y que dispongas a tu antojo.
Utopía, escudriñaré cada una de tus variantes, y te demostraré que si es necesario romper reglas...te encontraré. |