Te extraño, sabes que sí. No sé ni por qué lo preguntas. Pasan los meses y los meses y aún sigues en mí, como cuatro estrellas que siguen siendo parte de mi piel. No te vas, y no me voy. Pasan los meses y los meses y aún sigo escribiéndote, y de vez en cuando, tú a mí. Hay tantas cosas que quisiera no haber hecho, pero ya no hay vuelta atrás. Ahora sólo tengo en mi balanza el ser solitaria y completamente feliz contigo, y el serlo parcialmente y llena de gente que desborda mi vaso sin mi consentimiento. Todo siempre es sin mi consentimiento. Te recuerdo aquí, durmiendo junto a mí, haciéndome cariño sólo por ser mi casa, como decías tú. Dime que lo hacías porque querías. Todavía quiero pensar que el amor que nos dimos fue por puro regalo, y no por una enmienda que debíamos dar. Todavía creo poder darte el amor que nunca fui capaz de darte, y es que tengo tanto amor para darte, que se quedó estancado el día que decidiste partir.
Te extraño, y cada día más. Resulta que no puedo aceptar que aún te eche de menos, y que este menos vaya aún a más. Soy tan egocéntrica, siempre pienso que todo es para mí, que todo soy yo. Quién sabe, y de repente ya encontraste alguien mejor que yo, y de repente ya no me recuerdas, y de repente ya no sueñas conmigo cada noche, de repente ya no estiras la mano, aunque yo esté siempre ahí. Sabes, invades mis sueños todas las noches sin mi permiso, caprichosamente como solías hacer las cosas, sin permiso de nadie, sin consentimiento de nadie. Tú hacías y deshacías todo para mí siempre. Y yo hice lo que pude, y en mis sueños hago siempre todo lo que pueda para hacerte feliz. Y es que solo escribo para ti. Dime si podemos ser aun felices al unísono, en melodía. Dime que las noches estrelladas siguen siendo nuestras y tienen a Debussy de soundtrack, el soundtrack de mi vida, de lo que alguna vez fue nuestra.
Siempre serás tú. Porque el circo no está lleno, el show nunca lo estará si es que tienes al lado a cualquier cosa que no sea yo. Nunca podré pensar en cuadrados y hacerlos como quiero si es que tú no cierras mis ojos, y me haces confiar. En mí.
Date la vuelta y dime, ¿aún piensas en mí?