me tiraron la puerta en la cara... es duro ser fracasado en el mundo... siempre traté, pero cuando las puertas se abrieron, no sé por qué, no entraba, o apenas metía la cabeza y sentía que ese no era mi lugar... quizá me halla acostumbrado al fracaso, a ser como la gran mayoría, regresar a casa y ver a mi seres amados en sus cuartos, en sus mundos y sin mirarme, hablar en silencio: fracasado... ese era mi sentir hasta que escuché una voz que detuvo toda mi atención...

estaba en mi casa y aquella voz resonaba por todos lados, pero, tan solo yo podía escuchar. mi familia seguía en sus cosas, sus maneras de vivir, de hablarse a sí mismos, pelearse consiguo mismos, como un caracol... me tapé los oídos y pude escuchar mejor... ¡ven!, decía la voz una y otra vez, como las olas del mar... me paré y salí a la calle y corrí sin parar hasta llegar a una casa llena de personas muy contentas y jóvenes... parecían estar en una fiesta. me acerqué y pude sentir que de allí salí aquella voz. entré y todas aquellas personas quedaron en silencio. un niño estaba sentado en medio de la sala. alrededor estaban todas aquellas personas... ven, me dijo. me acerqué lentamente, caminando en medio de aquel gentío muy hermoso. cuando estuve a unos pasos, le pregunté qué deseaba de mí... sonrió y me dijo: todos tus fracasos... sonreí, pero no pude entender de qué... le dije que no le entendía, pero que si se refería a mis recuerdos, no podía hacerlo, porque no estaban mas. ¿no tienes nada para darme?, preguntó. me fijé en los bolsillos pero no tenía un centavo, de pronto, recodé que tenía una foto de mi madre. se la di y el niño la cogió, dándome las gracias... la fiesta continuó, pero sentí que debía volver a mi casa...

mientras retornaba a mi casa, mis pasos eran mas ligeros... no sé por qué podía ver los ojos de las personas y cada uno de ellos me devolvía la mirada...

vi mi casa a la distancia y pude sentir un calor especial en todo mi ser... entré y toda mi familia me miraba... esta vez, no salía palabra alguna, tan solo sus ojos, llenos de claridad y un sentimiento que brotaba de cada uno de ellos... cuando entré a mi cuarto, encontré a mi madre sentada en mi cama... ¿qué pasa mamá?, pregunté. me dijo si había conseguido un trabajo. le dije que aún no. me dijo que debía insistir, que no debía renunciar jamás... se parço y salío de mi cuarto, dejándome un plato de comida con un vaso de jugo de frutas... tenía hambre y me tomé todo... apenas terminé, sentí una fuerza increíble, como si fuera dios... salí a la calle y seguí buscando algo mejor. esta vez sabía que lo conseguiría... y aunque aquel día no encontré nada, nunca me di por vencido... sentía que algo especial me esperaba, podía olerlo, saborearlo, soñarlo, vivirlo... y aunque han pasado los años y mi madre no está mas a mi lado, siento que he conseguido algo muy hermoso, muy sutil, tan sólido como este aliento... ¿qué?... vivo, vivo...