Les pesa el cielo
lo mismo que los parpados
la vida cotidiana
les es siempre ajena
ignota
siempre atardece en sus vidas
siempre
viven amaneciendo
no concuerdan nunca
con deslindes ni estancias
porque para ellos no existen tales cosas
nunca encuentran
el lugar de encuentro
caminan de un lado para otro
pensando
magullando musitando la revolución
no les queda otra cosa
se tienen de pobres y profanos
pues no alcanzan el amor
su instrumento
no fue hecho para alcanzar el amor
solo la guerra
y esto los consterna constantemente
como a heráclito
su contradicción
los contrae los expande
su eterna contradicción
los hilvana y los avoca
a sitios donde puedan ver el mar
aunque esté muy lejos
quieren volver al mar
pero no saben
la tierra los llama
y ellos danzan
los persigue el mundo
y cantan como si pudieran hablar
tienen ansias de lo grandilocuente
o de lo real
pero casi siempre los detiene el bostezo
eso y su dolor
quizás sean sus únicos salvavidas
se duelen por tantas cosas
y sin saberlo flotan en alegrías
precaviendo que el amor naufrague
así desde el comienzo del mundo
nacieron
con la primera espada
la primera flecha
y aunque renacen siempre de lo hermoso
los amantes habían nacido mucho antes
pero tras ellos
venia asomándose el olvido
justo detrás venían ellos
cantando la misma canción monumental
memoria del hombre
y pidiendo a gritos
que el mundo se agite
que se inunde y se rehaga
todo el día, a cada rato
en síntesis
pero sobre todo en antítesis
van intentando asesinar al olvido
sin que les pertenezca la muerte
oscuros, siniestros, llenos de ternura
van muriendo
por vivir un poco más
porque se viva mucho más
en esa procesión
van los poetas.
J. U.
Texto agregado el 19-11-2010, y leído por 176
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Lectores Opinan
19-11-2010
Si alguien debe estar muerto, es el olvido. Ese engreido, abre huecos en el alma y por allí el espíritu se va de a poco... atayo
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