Suenan las tamboras mientras la muchacha baila poseída por la música, el aire caliente se impregna de sonidos y cantos de pájaros extraños, la gente pasa sin apenas notar los pies descalzos y las caderas danzantes. Sólo el músico cruza con ella una mirada al momento justo en que la tierra se sacude rabiosa y se encabrita. La multitud corre despavorida.
Él la toma de las manos mientras se elevan suavemente sin dejar de mirarse.
FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada
Texto agregado el 18-11-2010, y leído por 342
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Lectores Opinan
22-05-2011
Muy bien conjugados los elementos...saludos atte perres perres