La historia sé que es cierta y ya está escrita en algun evangelio de los posibles. En ella se habla de un profeta con su barba blanca hasta los pies y de como éste había sufrido las penurias del mutismo voluntario guardando riguroso silencio durante más de doce años. Una mañana miró el cielo gris y con un profundo suspiro musitó: Creo que va a llover.
A partir de ese día el profeta volvió a sermonear sin piedad a cualquier caminante desprevenido con la misma locuacidad que acostumbraba.
Hay algo de chiste en la parábola. Es cierto ¿Cómo es posible que en doce años de silencio el profeta no encontrara una frase más ingeniosa para romper sus votos que una vaga impresión meteorológica?
Pero como todas las parábolas la historia podría contener una lección. Tal vez, una enseñanza de como hay que volver, de como hay que volver a los sitios y a las personas.
¿Cual es la frase idonea para retomar la relación con un hermano con el que llevas años sin hablarte? Tal vez, sólo “ pasame el pan “ sea una buena forma de empezar.
Un simple “hola” es con toda seguridad la mejor forma con la que se puede llamar a una puerta que estado fría y olvidada por mucho tiempo.
Los regresos son ya demasiados dificiles por lo que se parecen a los principios como para exigirles originalidad y belleza.
Pero la historia inventada, claro, no es otra cosa que una burda coartada para intentar volver a escribir después de un tiempo.No sería justo exigir a este escrito más de lo que se le exigió al profeta de barba blanca. Sólo eso.