Dialogábamos cotidianamente con la aletargada nostalgia,
entrelazábamos sus añoranzas entre sus maltraídas vedejas centenarias...
Arreciábamos entre sus almohadas
cual bodas de platino,
acicalábamos sus anhelos en sonrisas melancólicas.
Corrían y corrían las sigilosas décadas y seguíamos postrados a su lado,
que si bien ella se encontraba vigorosa,
el reencanto no pasaba por sus brazos.
La cariz de que hay certeza asomaba en algunas imaginarias repentinas,
jugando a las escondidas asomaba su ávidez de salir,
los funcionarios retardaron su salida de tal forma
que no supieron ya su nombre
Y así llevamos años tras años
Y ahora que nos ven, festina en fetiches sexistas
Ya acabarás nostalgia sempiterna
Aunque no lo creas, acabarás.
Texto agregado el 17-11-2010, y leído por 142
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