Muy poco recuerdo de ese 14 de agosto cuando tu mirada se cruzó con la mía, nunca pensé que ahora esa mirada haría que tantas lágrimas bajaran por mis mejillas, y no son lágrimas de tristeza, son lagrimas de amor, lagrimas que me recuerdan lo mucho que ahora significas, lágrimas que representan las ganas tan absurdas que tengo de abrazarte en este momento, de besarte, de tomarte en mis manos y nunca más dejarte ir pero no estás a mi lado y eso me duele en el alma, creó que realmente encontré lo que por mucho tiempo estuve buscando y creo en tu mirada, en tu pelo, en tu sonrisa, en tu amor pero no estás a mi lado…Toda mi vida he sido un hombre solitario y cuando ahora quiero desterrar la soledad de mi vida debo conformarme con verte muy poco, día tras día me levanto con un vacio en el pecho, vacio que dejaste la última vez que te bese, noche tras noche es un martirio para mi llegar a dormir en mi cama donde hace poco a mi lado estabas y me mata el levantarme cada mañana y no ver tu rostro junto al mío, pero no importa te quiero, te extraño y haré lo humanamente posible porque esto perduré porque sencillamente llegaste cuando menos lo esperaba pero quizás cuando más lo necesitaba.