| Azul incienso primavera agitas las mañanas
 como el canto fugaz,
 la vanidad del campo
 y su oasis repentino,
 intacto al manantial,
 ese frío incontenido.
 
 Tras la noche,
 su viento, su mismo gesto irónico
 que presagia al sueño
 y despierta en el intento,
 cuan bello momento
 sembrado de amor infinito.
 
 Tal vez hoy, ausente y detenido,
 presto al crepúsculo de una tarde atenuante,
 sonreías con la mitad del cuerpo
 -desvaneciendo-
 bajo el sol, la humedad, el invierno,
 esta vez cubierto de hojas,
 parecido a la vieja estación
 que pasó y pareció borrarse.
 
 Y así contemplamos el día,
 los actos para dejarnos en instantes,
 albergando a los mitos,
 las canciones, la pasión en secreto,
 preñados como amapolas y nardos,
 tal vez, cubierto de árboles…
 
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