Antonio: Siempre fui un tramposo, no veo porque tenga que dejar de serlo.
Cristal: Antonio, por favor, presta antención a lo que te voy a decir: Por el piropo que escuchara recién mi marido, no te hagas ningún problema, con Lucas, aquí presente, nos estamos por separar. Días pasados realizamos un viaje en crucero para reconciliarnos de nuestra crisis matrimonial y como resultado nos terminamos por divorciar peor. Estamos últimando detalles. Hasta me pide que salga con otro, que él no piensa tocarme más un pelo.
Antonio: Aquí todos los habitantes tienen como mínimo un muerto en su haber, pero yo todavía no maté a nadie, de nada tienen por que avergonzarse.
Cristal: Lucas en el crucero, se subió a la baranda, como montando un caballo, y me dijo mientras el crucero navegaba, que dejó de amarme. Esperen que tome esta silla y les muestre con el respaldo. Nosotros estamos casados por civil y por iglesia, pero insiste con que ya no le importa nada de mi. Yo solamente imaginaba que podía caerse y ser triturado por la hélice.
Lucas: Pidamos una vuelta de cerveza para los cuatro y brindemos por la nueva sociedad que nos une. Cambiando de tema, nuestro matrimonio duró solamente cuatro años, creo que el hecho de no haber tenido hijos nos hiso perder entusiasmo.
Antonio: Yo por capricho de mis padres estuve internado en un psiquiátrico. Ahora me afilie al Peronismo como para llevarles la contra.
Lucas: Quiero dejar bien en claro que Cristal sigue siendo mi mejor amiga, que para nada deseo dejar de verla. Nuestro matrimonio, que aun no finaliza, lleva cuatro años pero sin dudas ha tocado su fin. No siento celos, no siento amor de pareja.
Antonio: Aun así dije el piropo pero no vi que venías detrás, como sea les pido disculpas, no se más que decir.
Cristal: Nosotros veníamos discutiendo de antes, le pusiste una nota de humor al mal momento.
Lucas: En realidad le estaba por dar una patada en el trasero y me mejor que no fue así, me hubiese costado perderla del todo, definitivamente. No importa que te justifiques, entre nosotros ha nacido algo que nunca morirá.
Duarte: Para mi sin espuma por favor. Me han comido la lengua los ratones pero quiero decir algo a modo de confesión. Ayer me entregaron unos análisis del laboratorio donde me dio positivo el examen del Sida. Lo que más bronca me da, es que tuve relaciones con un hombre por primera vez, pues no es mi costumbre y nunca lo será, lo pude corroborar ese día, donde la curiosidad pudo conmigo y me pesqué un flor de contagio.
Cristal: Que extraña casualidad, aquí en el periódico dice que ha dado comienzo en el país, una nueva peste entre los caballos de pura sangre, con riesgo de transformarse en pandemia, que ya habría matado a varios de esa condición.
Duarte: Me van a decir a mí, que trabajo de peón para un Haras muy importante, donde hay miles de animales, a los primeros síntomas que tuve de marcado debilitamiento, enseguida pensé que me había agarrado ésta peste de los equinos que tú muy bien mensionas, aunque claro ahora ya se que nada que ver.
Cristal: Si pero también el periódico dice que descubrieron que la enfermedad proviene del contacto con los humanos, que es una mutación del sida con otra peste animal.
Duarte: No estarás insinuando que yo mismo contagié a toda la caballada de la patria y después a la del mundo entero.
Cristal: Sin ánimo de ofenderte, tú mismo dices que vives en contacto con caballos de pura sangre y que además tienes el Sida.
Antonio: Como sea, todos para uno y uno para todos, propongo un brindis por la nueva sociedad.
Cristal: Todo muy bien pero cuando mueras donde deseas que te enterremos.
Duarte: Voy a dejar bien especificado en el testamento, que mi cuarta parte del caballo Hércules que compraremos a media entre los cuatro, pues no pienso renunciar por nada del mundo a esa posibilidad, sea exclusiva para ustedes, y que parte de mi fortuna vaya destina para la mantención del animal.
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