Hola peque:

Ya ha pasado un año… La primera frase la tenía clara pero ahora me cuesta seguir así que hablaré de Einstein para ir soltándome. La verdadera sabiduría de Einstein no estaba en el aspecto científico, que por supuesto era impresionante, sino en su aplicación humana. Decía que el tiempo es relativo y yo creo que en realidad no era por el rollo ese de la relatividad, sino por como lo aprecia el ser humano.

En este año ha habido momentos en los que tiempo se estiraba como un chicle interminable y otros en los que prácticamente se me escurría entre las manos. Al principio, ay, al principio… No sabes cuánto te agradezco que descubrieras esta página el verano del año pasado. No sólo porque así me puse a escribir cuentos que tenía en la cabeza durante años sino por la gente tan maravillosa que he conocido. Era una broma nuestra el hacer incluso como que no nos conocíamos y entrar en el chat a hablar o comentarnos los textos. Recuerdo mi primer comentario, que fue tuyo: ‘Pareces bueno, espero seguir leyéndote’.

En esas noches donde el insomnio era mi compañero inseparable y la casa se me caía encima me metía en el chat y al menos así me evadía hasta las 4 o las 5 de la mañana. O me ponía a escribir. Mejor eso que estar dando vueltas física y mentalmente en esa cama vacía…

Después van pasando los días y sientes como agujas que te atraviesan el corazón cada vez que ves o haces algo que compartíamos… O cuando por ejemplo me levantaba por la mañana e iba a la cocina y preparaba dos cafés con leche y luego me quedaba mirando…

Pasó la Navidad (sin árbol, ¿para qué? Si ya no estabas para ponerte tus regalos que tanta ilusión te hacía descubrir la mañana de Navidad). Pasó tu cumpleaños y siguió pasando el tiempo… Y llegó el momento de volver a Valencia, como sé que te habría hecho ilusión. En esos momentos la gente te da consejos, como que te vayas en seguida y tal, pero yo creo que no debes llevarte tanto dolor de golpe a tu nuevo hogar. Es mejor hacerlo cuando te ves preparado.

Y ahora estamos aquí, en nuestra Valencia. La Jara tan genial como siempre. Esa Jara a la que elegiste para adoptar y a la que diste su nombre. Pobrecita, como te esperaba en el pasillo al principio a la hora en que volvías de trabajar. Y yo iba y le decía: ‘Venga Jara, vamos a cenar, que la mami no va a venir…’

Voy cada dos por tres a ver a mis hermanos y mis sobrinillos. Quedo con mis amigos y lo pasamos genial. En la oficina de aquí incluso aún quedan algunos de cuando me fui, así que tuve un gran recibimiento, el retorno del Edi jajaja. He viajado por España y he conocido a gente de esta página cuyo valor humano es aún mayor que el literario.

Fueron trece años juntos, diez de convivencia. Hubo momentos geniales y otros muy malos. Disfrutamos juntos de muchas cosas y tuvimos que sufrir terribles pérdidas familiares. Pero a día de hoy, me quedo con los buenos, porque merecieron la pena. Lástima que tanta gente se perdió apreciar el ángel que teníamos en la Tierra. Quizá ahora estás de regreso a casa…

Puedes seguir tu viaje tranquilamente. Como me dijo una gran amiga aquí, la vida sigue y yo estoy en ella. Sé que querrías que siguiera adelante y fuera feliz, y por ti y por mí que así pienso hacerlo. Mi corazón ha dejado de sangrar y ya vuelve a latir. Además, el futuro está ahí delante…

Y quién sabe, peque. Igual nos volvemos a encontrar, si lo de la reencarnación en lo que creías existe. Yo por mi parte miraré al cielo en tu próximo cumpleaños y sé que las estrellas estarán ahí sonriéndome. Como siempre he dicho, uno no muere del todo mientras alguien le recuerde. Así que tú vivirás en mi interior todo el tiempo que siga por aquí.

‘¡Adelante, siempre adelante!’ dice la Emperatriz Infantil en la Historia Interminable. Es mi leit motiv. Como puse en unos de tus textos, ya no te hacen falta estrellas aquí, son todas tuyas ahora… ¡Feliz viaje, Sandra!

Con todo el amor del mundo,
Edi