En pos de conquistar tu amor
en el altar de tu ego
te ofrecí mis sueños
mis esperanzas, mis alegrías.
Pobre, ilusa inocencia la mía.
Que ponía ternura,
donde soberbia sobraba,
que ponía amor,
donde nada había.
Que curaba heridas
restando importancia
al dolor recibido.
Que soportaba el desprecio
creyendo que era merecido.
Fue mucho el tiempo,
pero este al pasar enseña.
Los ojos se abrieron,
las heridas cicatrizaron.
La inocencia en sabiduría torno,
el dolor en comprensión
y compasión se trastoco.
De tantos y tantos golpes
lo que era débil
en fuerte se transformo,
y hoy como ave fénix
que de sus cenizas renace,
de pie me he puesto.
Hoy de frente puedo mirarte
hoy puedo decirte sin temor
"Aquí se acabo, tengo mi lugar
y este ya no esta detrás tuyo"
Aun con un resto de soberbia
me miras y dices,
"Seguro hay otro"
Todo el oprobio, la humillación,
el desengaño, el desamor
suben a mi garganta.
Me levanto y ya sin miedo
con voz clara y mirando tus ojos digo,
"¡¡si claro que sí!!! ahora hay alguien,
y ese alguien... ese alguien, soy yo"
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