Noviembre/2010. Frente a la luz de la quimera, mi rebeldía da sombra de Arco iris
¿El reverso de arriba es abajo como abajo es el reverso de arriba?
¿Dónde se encuentra el oscuro trazo del bisturí que cercena la sombra de las sombras?
¿Los ojos se confunden con las estrellas en el agua?
Frente a la luz de la quimera, mi rebeldía da sombra de Arco iris.
El amor es la luz blanca de las emociones y la narrativa el prisma que las libera.
La narrativa y sus variadas disciplinas, puras o armoniosamente mezcladas, son un elixir que me oxigenan de alegría el espíritu, colmándome de dicha la existencia.
¿De qué satisfacción hablo?
De la alegría reflexiva, de la satisfacción que sabe recibir y sabe dar, la que jamás olvida que en el dolor y la felicidad nunca está sola.
Una minúscula pieza de humildad sagrada: un correo inesperado, un poema como el que envió Lety de Walt Whitman, el simple hecho de bailar bajo la lluvia, pisar la frescura del barro o la arena del mar y soñar que floto en la inmensidad del cosmos, son cosas sencillas que me salvan la vida, porque son cosas simples.
La narrativa, hace fluir mi energía creativa, reforzando el sistema inmunológico, creando una naturaleza curativa.
La sonrisa llega a convertirse en el complemento del arco iris y así se realiza la circunferencia perfecta...
Psicomagia de la palabra escrita, plegaria de los sentidos., vibraciones que cambian el tiempo o el espacio, modificando la materia.
¿El reverso de arriba es abajo como abajo es el reverso de arriba?
¿Dónde se encuentra el oscuro trazo del bisturí que cercena la sombra de las sombras?
¿Los ojos se confunden con las estrellas en el agua?
Estas son parte de las grandes preguntas que me preocupan como criatura favorecida con el don de poder trabajar el campo del tiempo.
Me queda claro: como exploradora de la existencia, antes que el Everest, debo escalar primero el Himalaya de mi propio espíritu, sólo así seré poseedora de esa intrascendencia necesaria que, no pocas veces, solicitan mis pasos para dejar huella útil, bondadosa y duradera.
Frente a la luz de la quimera, mi rebeldía da sombra de Arco iris, y me susurra que para salvar el alma no debo arrodillarme.
Me dice: si algo te pesa, engrandécelo, de nada sirve que te enseñe a caminar sobre el agua o los escombros de tu vida, si cuando llegues a la otra orilla seguirás siendo la misma tonta que partió de aquí.
Anda, mejor inventa perlas de luz que se internan como peces… a la oscuridad caliente.
Descansa el peso de tu culpa en la espumosa alergia de la alegría, y verás que ésta desaparecerá.
Suelta ese prejuicio como a una media corrida, despréndete del dogma como una tanga sucia, arráncate la pesadez de la costumbre y mírate en el espejo de otros pechos, en la caricia de otros placeres.
No me lo preguntes a mí, escucho a mi rebeldía, la respuesta que daré te resultará antipática, imagínate bajo una iridiscente luna de escamas, engalanada con el tráfico turquesa de las luciérnagas en la oscuridad.
Y, en la comodidad de mi carne, escucho el murmullo de la rebeldía en mi alma: Si deseas la desnudez de Dios, debes destruir sus símbolos.
Y cuanto más lejos llegues en esto, más cerca vendrás a su Esencia.
La verdad está ahí afuera, en tu corazón.
Dios es el Universo, que todo transforma sólo que nada pierde, por eso es infinito, dándoles la razón a los budistas, que no creen en la razón.
Desde BC, mi rebeldía da sombra de Arco iris en mi rincón existencial. Andrea Guadalupe.
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