El habitual temblar y frotar de manos, aquellas personas se veían tan indefensas; sorbos apresurados a vasos de unicel con los cuales muchos se quemaban ante la desesperacion de mitigar ese aire frío. Todos caminaban hombro con hombro y las parejas no se separaban ni un poco, los centellos rojos enmedio del azul de la joven noche y el humo que emanaba en diferentes lugares, pareciera una vista panorámica a una zona industrial.
Aquel hombre debía regresar ahora a casa, tenía que atravezar ese clima que a muchos les impedia moverse, los pasos fueron algo apresurados sin embargo poco a poco sentía que el viento en su rostro le paralizaba las mejillas, sus largos cabellos se convertieron en estalagmitas de una caverna polar, un respirar profundo desató sensaciones dentro de su cuerpo, a travez de sus venas corría antigongelante, la punta de sus dedos hora no sentían el viento o el casual rozar con su ropa, creía que era capaz de cortarlos sin sentir el más minimo dolor, a travéz de su columna, desde lo mas bajo una a una de esas agujas heladas parecieran irse encajando, fue algo veloz, sin embargo cada una de esas punzadas fueron claras, al recorrer su nuca soltó una ligera sonrisa, cuales labios en su cuello hizo que tyodos sus bellos se erizaran, cuando aquel sentir llegó a su cerebro cada impulso eléctrico se convirtió en una pequeña explosión que soltaba esquirlas y se encajaban en cada rugosidad carnosa, al llegar a sus ojos se abrieron como si un fantasma hubiera visto y una vez más, como hace mucho tiempo no lo hacía, volvio a sentir lo que era la locura. |