La piel, regenerada
en nuevos suspiros
monocorde
con el latido del pecho
AMORTIGUA ahora las paredes
del holocausto,
bifurca ciudadelas
de mengunges,
vulgariza la voz de la entrecomilla en los
párpados lluviosos.
El cuerpo, las caderas, las palmas
celosas de tu voz, ceñidas a tu cariño,
esperando el beso:
EL BESO CÁLIDO
mujercitas esperamos tus abrazos,
al toque de la campana, separamos las
piernas, al
clamor de las bocinas jugamos
a batir las alas,
sonreímos, nos masturbamos de sueños,
nuestro cuerpito lo llenamos de
odaliscasceas manos agónicas,
cantamos,
sonríes,
(nosotras seguimos cantando)
Afuera en la calle mis pezones hierven,
las marmitas son leyendas
colapsadas de brujas hervidas,
más que leyendas, sueños,
mitos recocidos,
hoyos en las calles
con olor a mujer de buena vida,
aroma a vino, como a cánticos.
Desde luego, la piel no regenera,
tenemos las manos crudas,
como si el sol nos latiese las tripas,
regocijase nuestras almas
de extrema hipoccresía,
como si el silencio nos sublimase,
nos amarrase el cráneo al entretecho. |