Y mis nubes... sólo es una....

Mientras camino por el sendero alineado de árboles de verde oscuro y claro, percibo débiles rayos solares a mi izquierda, ¡es suavecita esta primavera de veinte!, puedo sentir esa gran nube que en pedazos se ha esparcido por los sueños infinitos y concretos. Es una, la que desea verme casada, tener hijos, un hogar, crecen las ganas de ser aún más feliz.

Mi vista le sonríe a los árboles marrón, largos y algunos troncos enanos floridos, ahora me persigue otra parte de esta nube, la que me grita que debo formarme aún más en esta vida, ojalá enseñar, perdonar, pero que pasará con este amargo presentimiento que vive en mi sangre? Es esta la parte del cielo más negra que remoja mi cuerpo. ¡Fuerza! me dice el atardecer. De pronto un coro con alas me canta con dulzura en un tono de RE,
la libertad debe ser correcta,
debe ser sensata,
debes tener paciencia pues no te dejaremos llorar...

Al parecer el celaje está dividido en grandes cantidades, lo puedo notar a medida que cruzo el rumbo, algunas son tranquilas, otras alegres, pero hay una tan hermosa, creo que se llama carisma que me sonríe como una flor muy adentro de mi realidad, quiere que la presente con todas las personas.

Hay algunas nubes casi perfectas que se mueven con rapidez; es la tentación que a veces me niebla la razón mientras besa a la soledad.

Que perfecto estos troncos caídos, como si un río no deseó verlos nacer y con su odio quiso llevárselos, a veces me pregunto si alguien quiso que yo existiera.

¡Tan celeste es la cara de Dios!, la nube más blanca me dijo que él era mi verdadero amigo, pues no se equivocó, es el Padre más fiel de todos, el me ama tal y como soy, hasta me regaló un hermano llamado Jesús, una vez me dijo que cuando halla aprendido todo; me llevará a vivir a su hogar, pero aún tengo que aprender demasiado, quisiera pronto devolverle el tibio abrazo que con tanto amor en el abandono me regaló, sus párpados los recuerdo como dos alas de lino fragante, iluminados, rebosantes por el amor.

Puedo suspirar, ahí se ve una nubecilla, la cual amo demasiado, creo que no corresponde a mi cielo, es hermosa, quisiera tocar alguna vez el vapor apasionado que lo enmarca, no sé como este corazón lo pudo sentir, si está tan lejos...

Casi llego a mi isla, ahora el sol me está mirando de frente, él también me habla en su luz, mañana quiere que de otro paso...

estas son mis nubes...