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Inicio / Cuenteros Locales / dosenlaciudad / Crónicas de una mujer infiel XI (1.95)

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Solamente habíamos tenido contacto por internet, no me preocupaba reconocerlo, su estatura no es muy común: 1.95m, casi dos metros de hombre. Tenía justo el aspecto que me gusta: cabello un poco largo,alborotado, un tanto desaliñado; perfecto,creía yo.

La fecha que yo había propuesto para conocernos para mí era imposible, debía ir al hospital infantil a hacer una larga fila y esperar horas para una vacuna. En tono sarcástico le respondí: en este momento solamente puedo tomar café de la maquinita que hay en el hospital infantil, tendré un dia largo.

Sentada en la sala de espera, lo vi llegar, honestamente no lo esperaba. Estuvo ahí conmigo 4 horas y 25 minutos, platicando, ayudando a cargar una enorme pañalera. Lo conocí a grandes rasgos, solamente repetimos lo que ya habíamos conversado por internet.

Después la platica continuó en un café, sin turnos ni pañaleras de por medio. Me encantó por buen conversador, nuestras pláticas podían durar horas enteras. La relación se prolongó de café en café, empezábamos a volvernos buenos amigos. En ocasiones íbamos al cine, a desayunar; le gustaban las mismas películas y mismos lugares que a mí. En el cine lo que más disfrutaba era que él comía tanto como yo, podía comprar un arsenal de botana sin sentirme observada o juzgada por él. Otro gusto en común: las galletas de chocolate acompañadas de una coca cola, un gusto raro en común.

La confianza y la amistad avanzó a tal grado, que dejé de pensar en él como un posible amante, ni siquiera me lo podía imaginar desnudo. Algunos aspectos de su vida me habían parecido extraños: 26 años, había perdido su virginidad dos meses antes de que yo lo conociera, y la perdió con su primera novia. Él valoraba mucho el vínculo entre el amor y el sexo, él jamás tendría sexo por placer, eran imprescindibles los sentimientos. No compartía yo ese putno de vista, pero admiraba su determinación y sus convicciones.

Dicen que una amistad entre un hombre y una mujer simplemente no es posible. En ese momento, yo creía que era posible. Le tomé un cariño especial, nuestra amistad era excepcional hasta que comenzó a meterse en nuestras conversaciones la posibilidad de tener relaciones sexuales.

Por primera vez, estábamos chateando a la media noche. Dichas circunstancias provocan que tarde o temprano aparezcan insinuaciones y comentarios subidos de tono. Para colmo, acababa de terminarlo su novia, estaba dolido. Todo ese entorno, nos llevo a fijar una cita de noche, a solas. Él quería probar el sexo por placer, yo quería probarlo a él.

Pasé por él a un centro comercial, llevaba consigo una botella de licor de frutas y un paquete misterioso que parecían ser condones. La plática, como siempre, trancurrió libremente. Llegamos a mi casa y ambos nos miramos nerviosamente. Por un momento pensé que no sería buena idea aquel encuentro y para postergarlo, le propuse ver una película. Ahí, acostados en mi cama, vimos la película que generalmente nadie quiere ver conmigo, no supe si de verdad quería compartirla, o también quería hacer tiempo para que la intimidad no llegara.

A mitad de la película dijo tener hambre, y en lugar de yo ofrecerle algo de comer le propuse ir a comprar cena en la calle, cenamos fuera y volvimos a la película. De una manera un tanto artificial, fingida, dijo tener calor y se despojó de su camisa dejando al descubierto un delgado y marcado torso. Me abrazó, y así termiamos de ver la película.

Nos acostamos a dormir, se le salían los pies de la cama. Él deslizó su mano hasta mi pecho, intentando encontrar un seno, me imagino. Comenzó a acariciarme, pero yo lo notaba ausente, como si no quisiera ver lo que estaba tocando, como si quisiera no estar ahí. Correspondí las caricias, acerqué mi cara hacia él poco a poco, y cuando quise darle un beso, volteó la cara, esquivó cada uno de los besos que quise darle y cuando le atiné a su boca, simplemente frunció los labios.
El resto fue un tanto mecánico,como si hubiera visto una película porno para saber qué hacer. Repentinamente se detuvo y dijo: ahí están los condones, traelos. Sobraron frases con el tono de una conversación aburrida: “ponte hacia abajo” “ahora vamos a hacerlo de lado” “¿quieres alguna pose en especial?”. Quise imprimirle algo de espontaneidad e intenté tirarlo a la cama,a lo que respondió: “dime qué hago”. Ni el menor gemido, ni respiración agitada, ni la mínima muestra de exitacion, excepto su erección. Me aburrí y atiné a decirle: “ya me cansé”, me acosté a dormir y él se fue a masturbar al baño.

A él no lo corrí, esperaba que al amanecer nuestra amistad continuara donde se quedó. Salió, dijo que iría a la tienda y volvería, pero no volvió. Tomamos café días después pero nuestra conversación ya no fluía. Abiertamernte le dije que yo podía separar perfectamente sexo de sentimientos y que vloraba su amistad, le pedí que hiciéramos como si nada hubiera pasado. Él dijo que el sexo por placer no era lo suyo, que por ello no me había besado, y al parecer, a él sí le afectó emocionalmente haber tenido intimidad conmigo, jamás volvió a ser el mismo. Se terminaron las platicas largas, las películas, la comida, los cafés, las galletas de chocolate con coca. Me rendí, asumí que aquella amistad no volvería y lo eliminé del msn. Al poco tiempo me contactó diciendo lo malas personas que son las que eliminan a alguien del msn por nada, le contesté diciendo lo inmaduras que son las personas que no son capaces de darse un placer sin culpa.

No volví a saber de él, desde hace algún tiempo he buscado la manera de contactarlo. Para ver si el tiempo pudo ya borrar aquel episodio y ver si es posible retomar aquella amistad.

Aprendí que las mujeres somos más complicadas, pero un hombre complicado, definitivamente nos quita la medalla.

Y aprendí que puede llegar a ser incómodo tener un hombre tan largo en la cama, aunque fue lindo voltear y ver sus pantalones de cuero y sus graaaaaaaandes botas en el suelo. Desnudo es una escultura: hermoso, pero solamente sirve para contemplarlo.

Texto agregado el 10-11-2010, y leído por 178 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
17-12-2010 Me gustó muchísimo tu crónica, será porque está más centrada en la reflexión, o quizás, porque el escultural no sale bien parado, y uno que sólo tiene 1,70 se siente grande. En fín, se te nota más madura en lo literario y ese es un camino sin final. NeweN
10-11-2010 Sexo y amor, no he conocido hombres así de complicados. Me encantan tus crónicas, se leen muy fácil. gamalielvega
 
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