Dicen que al Arapey nadie lo olvida porque fluye en sus aguas el embrujo del Uruguay y ejerce cierto influjo que perdura a lo largo de la vida. Cuentan que en sus orillas un suicida escucho un ruiseñor que lo sedujo con su canto oriental y lo condujo a una paz interior desconocida. He captado en sus linfas como espejo al Astro Rey mirando su reflejo en la corriente tibia y cristalina. He soñado que Dios vive en su lecho y pensado, también, que no hay derecho a haberlo separado de Argentina.
Texto agregado el 09-11-2010, y leído por 204 visitantes. (1 voto)