Sobre aquellas dunas misteriosas e inmortales
disfruté de los canticos dulces del estero y el placer
que dejaron los ríos de intensos rayos solares
emperadores de la tarde y teloneros del anochecer.
Bajo el cielo azul y de brisas inmolado
capturé con mis ojos limpios el olimpo de la grandeza
de una tierra celeste y de rojo desaforado
hermosa dama de mares brillantes y conocidas proezas.
Con mis dedos peiné los bordes infinitos
de la cintura amplia de sus cerros aterciopelados
con mi voz fuerte y mi corazón estremecido
grité agradecido por las bondades de mi tierra
su historia, su vida y sus tesoros acaramelados.
¡Viva Iquique!
Texto agregado el 09-11-2010, y leído por 106
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Lectores Opinan
22-07-2011
bello, mi Guatemala es tan bella como la tuya. Me gusto mucho. mis 5 estrellas. cpimecuentos
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