Fué la semana pasada que recibí una invitación de Tomás Aldrich para que atendiera una de sus conferencias en el Instituto Tecnólogico de California (Cal Tech) en la que estarían presentes estudiantes avanzados en Física Interestelar. Le indiqué que sería un placer pero que le suplicaba que por favor no mencionara mi nombre en su clase ya que simplemente quería sentarme entre los estudiantes como cualquier otro oyente.
Tom empezó su plática con simple básica información como lo es la Ley de Gravitación Universal de Bode, luego pasó a las fuerzas centrífugas dentro del perfecto vacío de los cuerpos celestiales (para mi un obvio oximoro) seguido por otras 'provocaciones' al intelecto de los muchachos. Luego preguntó si alguien estaba interesado en expandir en alguna forma hablando de las fuerzas centrípetas de las nebulosas que rodean los llamados 'hoyos negros'.
Solamente le respondió un silencio ensordecedor de parte de los veinte y tantos selectos pupilos que atendían el evento.
Sonriendo Tom agregó: -Bueno, talvez yo pueda alentarlos escribiendo una fórmula en la pizarra (pizarrón) y talvez alguien se anime en elaborar sobre ella- y procedió a escribirla. Miró hacia la audiencia y de nuevo, ni una voz. Yo estaba sentado en un asiento de la fila de enfrente y casi podía sentir los ojos de los estudiantes clavados sobre mi nuca, en ese instante una vivaz y diminuta estudiante de exóticas facciones asiáticas cuya negra cabellera enmarcaba un rostro de singular belleza, sugirió señalándome con la mirada ¿Por que no lo hace él?
Sin lugar a dudas Aldrich les había mencionado mi admiración por la intrínsica elegancia de lógica en las ciencias matemáticas.
Con su pícara sonrisa el catedrádico se dirigió a mi
-Debo confesar, querido amigo, que yo les había mencionado que usted nos haría el honor de su presencia en esta nuestra conferencia, lo siento pero todos estamos al tanto de su singular habilidad en el mundo de los números y hemos analizado algunos de sus escritos ¡Geniales!-
Por breves momentos estudié la fórmula y ciertos factores presentes dentro y fuera de las llaves con variedad de raíces cúbicas y exponentes al cuadrado para luego responder -Por supuesto, con mucho gusto, solamente quisiera establecer que la 'm' al lado del signo '^' no se puede elevar a -2 sino que a -3 y aún sería mejor dejarlo simplemente a -n para mayor exactitud ¿No es ésto por casualidad el trabajo de Kiroz?-
-En realidad así es- me respondió el bonachón de Aldrich - ls la fórmula del físico Archibaldo Kiroz pero, ¿Como lo sabe usted si aún no lo ha publicado?-
-¿Puedo pasar a la pizarra?- pregunté y sin esperar respuesta me encaminé frente a la clase
-Si me lo permiten empezaré con la fórmula tal como está presentada, luego separaré los difrentes elementos para llegar a una conclusión con la fórmula no como está escrita sino que como debiera de ser. Tendré que interpolar algo de cálculos newtoneanos. Si trabajo muy de prisa o si no está clara la racional concatenación de conceptos o factores, por favor no titubeen en interrumpirme y preguntar para expandir si es necesario.
Se escuchó a penas perceptible un suspiro de alivio entre los jóvenes estudiantes. Tomando la tiza comence a presentar mis deducciones en un diseño de casi perfecta elipse con conceptos de pristina claridad usando para esto tres pizarras, sin embargo solamente me interrumpieron dos veces.
Al llegar al final de mi gráfica disertación les expliqué
-Y es por ésto que supuse que sería el trabajo del Dr. Kiroz. En general, Kiroz comienza con las correctas premisas pero me temo que a menudo las conclusiones son erróneas debido a un enfoque errático y por lo tanto la falacia.
-Pero el Dr. Kiroz ha estado enseñando Quinética Astral y también Metafísica Sideral por cosa de quince años aquí en Cal Tech y en MIT (Instituto Tecnológico de Massachussetts) - venturó un estudiante que ocupaba uno de los asientos traseros.
-Yo sé. yo sé- le respondí -pero el Dr. Kiroz es humano, ergo, no perfecto-.Mientras tanto yo pensaba que Kiroz era un arrogante jumento y no comprendía como se había hecho acreedor a un Premio Nobel, pero por simple ética profesional no podía ni quería declarar tal cosa frente a estas jóvenes mentes. Sus populares "Escritos de Leningrado" habían tenido gran aceptación entre los estudiosos moscovitas cuando pretendia teorizar aplicando el pensamiento darwineano en su "Evolución astral". ¡Dios mío! era como tratar de comparar la estarigmata de una monocotiledona con el común rizobium de una solanácea ¡Absurdo!
Debo confesar que me sentía un tanto eufórico al dejar el Auditorio Beckman de la prestigiosa universidad sabiendo que había impartido alguna luz en aquellas mente inquisitivas sedientas de sabiduría. Al abrir la pesada puerta de bronce de aquel establecimiento descubrí que era aún temprano y la luz brillante del sol me cegó por un momento. Instintívamente me cubrí el rostro con un brazo y al abrir lentamente los ojos oí la voz de mi esposa que me decía:
-¿Por qué estás sonriendo? Encendí la lámpara en la mesa de noche porque estabas como pujando ¿Estás soñando otra vez con mujeres?-
-No...- le respondí -...yo sólo...solo..,-
Ella me interrumpió al momento -Por cosa de una semana has estado posponiendo sembrar el guayabal que te regaló mi tío, hoy no irás al trabajo ¿Por qué no lo siembras después de desayunar?-
-Por supuesto- contesté -buena idea-. Mi problema era que tenía que calcular el tamaño y profundidad del hoyo para un árbol en una maceta de dos galones. Escarbando aquí y allá logré plantar el arbolito, me quedó algo torcido pero el sábado al sacar la basura las hojas estaban todavía frescas ¡Se había pegado! Talvez con una estaquita amarrada al tallo podría enderezarlo.
De veras. |