el viajero y el sabio

Un hombre llegó a la montaña, blanca por la nieve. Cargaba fardos con grasa, carne y vino, vio entonces a un hombre, un viejo bajo un raquítico árbol. El anciano descansaba, sentado, insensible al frío puesto que estaba semi desnudo.
El viajero se acercó.
–¡Oh!, viejo loco, ¡Pobre de ti! –dijo dolido al ver al hombre sin abrigo. –No ves acaso que el frío es el enemigo de estas tierras…
El anciano entreabrió los ojos.
Sonrió y su piel morena recordó el calor de la sonrisa.
–¡En verdad, Viajero, amigo! –Dijo el anciano -¡Yo solamente tengo dos enemigos en este mundo: El tiempo y mi condición humana!
Y el viejo siguió meditando.
Ya la nieve volvía a caer.
El viajero, confundido, siguió su marcha, repitiendo en voz baja: “Solamente tengo dos enemigos, el tiempo y mi condición humana, ¿qué quiso decir ese viejo?”, se repitió esas palabras y encontró respuesta solamente 30 años después, cuando era lo suficientemente sabio para entenderlas, entonces río y en su vejes el viajero dijo:
–¡En verdad que no estaba loco, era un sabio!... ¡Como es el mundo, que la locura suele confundirse con la sabiduría!